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de la Casa Municipal, 14/09/2002
Todos los forasteros eran arrojados, valerosos y para sobrevivir no disimulaban el despliegue de su espíritu salvaje. Les orientaba la intuición y se apoyaban en el ánimo infundido por el compañerismo. La lejanía del centro del poder monárquico facilitaba las aventuras y correrías. La selva impenetrable tejió sus verdes mantos durante años. No habían parido las madres de los osados conquistadores cuando los caudalosos ríos se movían en perfecta armonía con el paisaje. La especie humana no causaba el daño que hoy conocemos. Los relatos de frustrados expedicionarios y de solitarios aventureros fueron dando perspectivas a mapas imaginarios que finalmente tuvieron certeza a la hora de empujar los hombres hacia las sierras nevadas.
Pamplona era la tercera ciudad en importancia en el Nuevo Reino de
Granada. Tunja primero y luego Santafé eran los centros más
notables. La teórica jurisdicción municipal pamplonesa limitaba con
sus hermanas ciudades y con los imprecisos límites de la Audiencia
de San Domingo de Guzmán.
En una sesión de cámara, a la manera de cabildo abierto, en marzo de
1558, se aprobó comisionar al alcalde Juan Rodríguez Suárez para
organizar el viaje y encontrar la salvación del erario municipal. Esas ausencias impidieron conservar relatos verídicos. Se trataba de un grupo buscador de minas. No interesaba guardar datos de pobladores ni detalles de la vegetación o de la hidrografía. Bastaba con encontrar las minas y recordar el lugar. En la inmensa geografía pamplonesa estaban cientos de grupos de nativos. Todos tenían expresiones orales, usos espirituales, costumbres, cultivos, alimentos, enseres y armas. Por supuesto, ocupaban amplios espacios sólo demarcados por la presencia de otra tribu o grupo. En estas tierras vecinas estaba una de las comunidades más importantes en número. Los documentos prueban que se trataba de cien personas en treinta y cinco casas. Han podido ser de mayor número antes de la visita española. ¿Cuál era la denominación propia de los nativos?. No hay pruebas de un nombre determinado. ¿ A qué familia pertenecían? Es un atrevimiento e irresponsabilidad decir cualquier nombre. Con Rodríguez Suárez opera la primera acción de despojo de tierras y casas. Al encomendero Juan Corzo se le asignan los terrenos y las que debieron ser rústicas viviendas. Desde entonces comienza un largo peregrinar para esos hombres, mujeres y niños que intempestivamente recibieron la visita de forasteros a caballo, armados con mortales objetos y acompañados de feroces perros. La visita de Rodríguez Suárez produjo modificaciones en la vida nativa, por el sorpresivo ataque y la ocupación de las propiedades. Incurrimos en inexactitudes si afirmamos que los nativos de 1558 eran los mismos de 1601 o por lo menos sus descendientes.
Son ellos los que en adelante se denominaron "Bailadores o "los
Bailadores". No se puede afirmar si esos antepasados nuestros son
los mismos Cogotes, Caricuenas, Baberiquenas, Iriguacas o Mocotíes.
Pudo ocurrir la agregación espontánea de nativos en otras
comunidades, no obstante las prohibiciones existentes.
Traslados ilegales fuera de sus tierras de origen, enfermedades y
crueles castigos ayudaron a diezmar la población autóctona. Aunque se trata de una denominación hispana y no hemos encontrado la expresión originaria y nativa, tenemos que afirmar que la comunidad exhibe con orgullo la identificación de sus antepasados, lo que no ocurre con muchas poblaciones del país y con los vecinos de Tovar y Zea, que vieron desaparecer los sonoros nombres de Mocotíes y Murmuquena.
La trayectoria histórica bailadorense y el prestigio nacional
conquistado es un permanente homenaje a esos héroes anónimos y a la
vez víctimas de la conquista, injusta cuota para imponer el modelo
monárquico de lejanas tierras europeas. 1601. Bailadores existe, pero no es pueblo a la luz de la legislación real. Sus hermanos vecinos, Pueblo Hondo, Portachuelo, Mocotíes y Estanques, conforman la parte oriental del enclave municipal gritense. Son lugares con identificación geográfica, asiento de los beneficios políticos de la época, de las estancias y hatos de españoles y gritenses. Los nativos han quedado esparcidos por numerosos lugares. La encomienda no ha sido la solución para conservar a los naturales en condiciones humanas que les permitan promoverse y llegar a ser propietarios con algún grado de prosperidad.
En cuarenta y tres años solo han evolucionado en el conocimiento de
la cultura religiosa cristiana y en la expresión verbal de Castilla.
Una disimulada esclavitud domina el territorio, mientras los
doctrineros buscan atemperar los ánimos violentos y los deseos de
abandonar las pequeñas comunidades. El catorce de septiembre de 1601, Bailadores pasa a la condición de pueblo de indios, dependiente del ayuntamiento de la Ciudad del Espíritu Santo de La Grita, mediante un acto que dirige el encomendero Luis Martín y del cual queda la constancia debidamente firmada. Es un acto de fundación con todas las formalidades legales, con la definición de los solares familiares, con identificación del terreno de la iglesia y con ubicación de la autoridad. No queda definido el gobierno local, pero se indica la existencia de caciques, figura que en la historia regional años mas tarde se comparte con la de los capitanes. La presencia de parcialidades de lo que hoy es Táchira y parte de Mérida revela la supremacía de Bailadores como sitio sano para residencia, con presencia de estancias en producción y hatos de ganado que datan de 1578, de la visita de Francisco Cáceres, veintitrés años atrás. La fundación no fue seguida del éxito esperado, porque los aportantes de población indígena, mas temprano que tarde volvieron a tener en sus cultivos tan calificada y barata mano de obra. No podía ocurrir de otra manera en tan lejanos parajes. Los escasos doctrineros no evitaron todos los atropellos a la especie humana, mientras que la propia autoridad era parte del injusto sistema. Benito Vásquez Hermoso hizo una nueva fundación con mayor fortuna, el 25 de abril de 1628. Otros documentos revelan que un año antes, el 24 de mayo de 1627 el encomendero Juan Mejías recibió encargo para una fundación, en predios del actual sector Nieto. Es un aspecto que debemos clarificar oportunamente. Para eso son las investigaciones históricas, para despejar dudas, para eliminar aproximaciones y para aclarar hechos.
La validez de la fundación de Luis Martín soporta cualquier prueba,
tiene una documentación concreta y por eso con justificación plena
celebramos hoy la clausura del año cuatricentenario de Bailadores. Bailadores está presente en todos los aspectos importantes de la historia nacional, desde la etapa colonial hasta la republicana. Su desarrollo es la vivencia del indio con el encomendero, la presencia del blanco y la égida del sacerdote, la lucha abierta y precursora por la independencia, el combate armado por la separación de España y la agricultura como propósito alimentario a gran escala. Es Bailadores lugar de doctrina y sin llegar a tener la condición de curato alcanza el título de Vice - Parroquia y luego Parroquia, convirtiéndose en la más antigua de nuestra entidad.
Cuatro décadas después de la fundación dos congregaciones de
agustinos, calzados y descalzos, comparten su misión espiritual y
para destacar la importancia solo basta decir que por aquí pasaron
dos arzobispos bogotanos, en visitas canónicas. Cuzco, Zipaquirá, El Socorro, La Grita y Bailadores comparten sitial en la historia americana por su adhesión a ese movimiento que buscaba imponer la justicia frente a la opresión impositiva.
Bailadores no solo se adhiere sino que aquí se proclama a los americanos la necesidad de abolir la esclavitud. Y no solo de palabra. Los primeros esclavos del reino fueron liberados en la hacienda de la parroquia eclesiástica. Los hijos de la tierra se sumaron ardorosamente a la causa de la independencia. Los que pudieron combatir lo hicieron, mientras otros sumaron apoyo alimenticio, en equipos de combate, animales y dinero para que fuera posible llevar a cabo con éxito la campaña admirable y se pudiera superar lo que parecía ser el peor momento del proyecto independentista. Simón Bolívar vino con su cuartel general. Sus tres visitas constituyen el capítulo más conocido de la historia local. Los escolares vivimos con especial emoción esos relatos del aula sobre el Libertador, la familia Belandria y la casa bolivariana. Con Bolívar compartieron la amistad y el apoyo bailadorenses Antonio José de Sucre, José Antonio Páez, Rafael Urdaneta, José Félix Rivas, Atanasio Girardot, Antonio Ricaurte, entre otros destacados hombres, por igual neogranadinos, grancolombianos, colombianos y venezolanos. Es Bailadores asiento de una de las municipalidades mas ilustres de la naciente república. Su adhesión mediante proclama del ayuntamiento en octubre de 1810 es un hecho que refuerza la vigencia política del proyecto independentista. No obstante el entusiasmo de los ediles y su cooperación, la incipiente república naufragó en las aguas de la anarquía e incompetencia, y una nueva prueba de su compromiso debieron dar los bailadorenses el veinticuatro de enero de 1823, cuando las tropas del General Antonio Paredes y el Coronel Cruz Carrillo derrotaron a las huestes hispanas. Si Carabobo consolidó la independencia de Venezuela, Bailadores selló la independencia de la provincia de Mérida y reafirmó con sangre de sus hijos la diluida declaración del Concejo Municipal suscrita trece años antes. Y como se trataba de consolidar la libertad mediante la autosuficiencia alimentaria, Bailadores no queda para la contemplación de sus glorias sino que comienza a forjar la nueva independencia mediante el esfuerzo de sus hijos. Culminados los avatares bélicos aquí se comienza a trabajar en el campo, en la producción de alimentos y en pocos años las harinas y granos de la Villa obtienen ventaja sobre la producción merideña, tachirense y santandereana. Si el camino y el ejemplo de Bailadores hubiesen sido el gran signo de toda la República, resultados distintos habrían identificado los dos siglos precedentes y otra sería la suerte de los venezolanos. La gente de Bailadores supo forjar la libertad con las armas, pero también entendió que el camino de la paz, mediante el trabajo y la unión, era lo que terminaría por consolidar los logros del campo de batalla. En Bailadores no se dio el bochornoso espectáculo de militares demandando tierras, bienes y primacía social por haber luchado en los ejércitos libertadores. Tampoco sus hombres incendiaron la patria con guerras intestinas por insatisfechas ambiciones y por no entender el beneficio de la paz y la unidad. De ese espíritu bailadorense, acertivo y creador, queda el ejemplo de Pedro Juan Arellano, notable personaje del siglo diecinueve que por igual fue buen parlamentario, buen político y buen catedrático. Senador, Gobernador y Rector, con Arellano el municipio tiene la deuda de una buena biografía. Un lujoso catálogo de valiosos educadores, músicos, médicos, militares, sacerdotes, abogados, ingenieros, productores, etc., despliega con orgullo el municipio. Y de ese empeño hacedor de transformaciones, desde la sencillez del campesino, los ejemplos abundan. Bastan dos ejemplos para provocar el recuerdo grato. Don Luis Zambrano, el genio de la hidráulica y Don Baudilio Belandria, el mago de la fragua, caracterizan a los recios y geniales hombres del campo, con vivencia íntima del servicio sin medida y con una inspiración científica que linda con lo insólito, porque parte del silencioso autodidactismo montañero.
Don Baudilio es hoy exaltado al salón de los hijos ilustres, justo
premio a una vida orientada al servicio social, revestida de
innovación creativa y pletórica de ejemplar sencillez. Ocho años nos separan del Bicentenario de la Declaración de la Independencia de Bailadores. Tiempo suficiente para que hagamos reflexión íntima sobre la manera como debemos celebrarlo, sobre el sentido que debe tener un acontecimiento de tal magnitud. Es una buena oportunidad para empeñarnos en culminar todos los esfuerzos por la reconstrucción documentada de la historia, en lo cual ha tenido excelente participación el Señor Alcalde Carlos Andrés Pérez y la Cámara Municipal. Es igualmente obligado momento para rendir homenaje al nativo, a esa bailadores indio o aborigen, para recordar a Juan Miguel Montoya y sus comuneros, al primer alcalde Clemente Molina Ramírez y sus concejales, y al propio Bolívar con Sucre, Páez, Urdaneta y demás oficiales amigos de los bailadorenses. Imagino con mucha ilusión ver convertida la ciudad en asiento de los mejores parques históricos del país y con justo mérito designada con la Gran Villa Histórica de Bailadores. Hay tiempo suficiente para soñar, pensar, proyectar y hacer realidad el entroncamiento material y documental de Bailadores con su pasado, un pasado que la hace protagonista en los grandes momentos de la historia nacional y americana.
NO TENGAMOS MIEDO A LA POLÍTICA
Sesión Solemne de la Alcaldía y Cámara Municipalcon motivo del Décimo Aniversario de la creación del Municipio "Francisco Antonio Zea"
Jueves 03 de Enero de 2002
Comenzaba el nuevo año de mil novecientos noventa y dos con buenas perspectivas para la economía venezolana, con una acertada conducción de los intereses merideños y con un espíritu alegre y esperanzador en los predios zedeños. Venezuela había alcanzado un pequeño crecimiento en los números globales de su economía y se percibía una inminente mejoría en la docena de meses ya inicada. En Mérida se observaba un dinamismo económico desconocido y florecían nuevas obras que incrementaban las hectáreas en producción y nuevas viviendas aparecían en los paisajes montañeros. En Zea, como en todo el país, había esperanzadora observación de los acontecimientos nacionales y estadales, pero al optimismo se unía el júbilo de saber que en días anteriores se había aprobado la conversión del entonces Municipio Foráneo en Municipio Autónomo y que pronto se haría realidad la aspiración colectiva. Tal dia como hoy, el tres de enero de 1992, un mes antes de acontecimientos que cambiaron el rumbo de la República y que marcaron la actual década, se cumplió con la formalidad de crear el Municipio Zea, vigésimo tercera entidad local del heterógeneo territorio merideño. Entonces, gobernaba Mérida el catedrático y escritor tovareño Jesús Rondón Nucete, de grata recordación. Once meses mas tarde, los zedeños decidieron con su voluntad electoral la conformación del equipo de conducción municipal. Por primera vez en su ya larga historia de dos siglos, la comunidad ejercía el derecho de los pueblos civilizados a seleccionar directamente a sus mandatarios. Venezuela, Mérida y Zea habían iniciado caminos coincidentes de prosperidad que poco tiempo después serían divergentes. No duró mucho la coincidencia, pués nubes borrascosas se cirnieron sobre la patria grande, con desestabilización política, inestabilidad social y confusión generalizada. Mérida pudo haber sido presa de esos mismos males, pero tuvo una afortunada dirección que le permitió mantener su ritmo de crecimiento económico y la expansión de los beneficios de la riqueza pública en todos los Municipios. Solo sería años mas tarde cuando esa inspiración merideñista perdió vigor y el ejercicio administrativo estadal dejò de ser un legítimo orgullo de los hombres de la tierra montañera frente a la comunidad nacional. De los equipos del gobierno de Mérida salieron Ministros al Gabinete Presidencial y de las experiencias de gobierno se sigue hablando en Venezuela como un reconocimiento a los calificados recursos humanos de la provincia. Mientras así se desarrollaban los hechos del país y de la entidad, en el Municipio Zea se había desplegado un programa de acción con ribetes de innovación, con empeño fundacional revestido de creatividad y con la sapiencia propia del campesino andino, basada en la meticulosa observación - reflexión y la prudente toma de distancia de los problemas ajenos que agobiaban otras latitudes. Ese empeño creador tuvo como líder a un muchacho que vino a impulsar la producción campesina, con esos ímpetus propios de la temprana edad y con el bagaje de conocimientos del recién graduado que busca implementar rápidamente lo aprendido. Joven que tornó prontamente en dirigente político y desde las trincheras socialcristianas se convirtió en el primer alcalde de elección de Zea, asumiendo posturas y actitudes y esgrimiendo opiniones que rápidamente lo identificaron con el hombre del pueblo y del campo, y que le dieron base suficiente para imponer un estilo de gestión municipal distinto. Ese joven político de origen llanero, pero como llanero venezolano de los recios y abnegados, es aún nuestro Alcalde por tercera elección, el ciudadano Freddy José Guédez Sánchez. El Municipio Zea ha tenido la fortuna de no haber hecho del acontecer nacional o estadal el principal motivo de su vida, sino que más bien ajeno a esas influencias de vida y comportamiento, ha podido desarrollar sus planes sin mayores ambiciones que las de aportar a cada zedeño un impulso para mejorar su calidad de vida. Es por esa razón que en Zea hemos tenido a un gerente que no ha derrochado el tesoro municipal en una temprana aspiración a otras posiciones, como ha sido el drama de varios estados y municipios, y ha podido dedicarse a consolidar una obra que hoy representa el mejor aval para su hoja de vida. Alejado del contagio de la inestabilidad y anarquía del gobierno nacional, y distante del escaso rendimiento de la inversión pública en el Estado, el Municipio Zea ha sido una isla en la administración pública venezolana y un ejemplo de cómo en las pequeñas comunidades se puede hacer que el gobierno local sea idéntico y hasta mejor que en los pueblos de los países desarrollados. Y no exagero cuando hago esta afirmación. Las investigaciones sociales revelan que en este pequeño territorio de ciento noventa y dos kilómetros cuadrados están los mejores índices de salud, educación, servicios, vialidad, seguridad y comunicaciones del país, al lado del menor déficit de vivienda. Podrán argumentar algunos incrédulos que se trata de un Municipio pequeño. Es verdad, pero para darle mayor sustento podemos invitarlos a que visiten otros seis municipios más pequeños que Zea, esparcidos por la geografía venezolana, para que comprueben las bondades del modelo de gobierno local, cuyo origen hoy recordamos. No son los años los que imponen la diferencia, ni el tamaño del espacio o el número de los pobladores, lo distinto y positivo ha sido la gestión, cuantificable en diferentes sentidos, tanto en la generación de riqueza como en empleos y nuevos espacios ganados a la tierra que antes lucía abandonada. Aquí podemos entrar en el debate sobre la pertinencia de municipios grandes o pequeños, en territorio y habitantes. En cuanto a los beneficios para la población existen numerosos ejemplos, no fácilmente comparables con nuestro caso. Lo que hoy afirmamos es que en un municipio pequeño se han obtenido buenos resultados administrativos y que, basados en nuestra experiencia, preferimos la jurisdicción territorial de menor extensión, siempre y cuando se cuente con gerentes apropiados. Por que no se trata de espacios mayores o menores, de población elevada en número o baja, de recursos cuantiosos o deficitarios. De lo que se trata es de emprender una acción de gobierno local con ideas claras y propósitos rectos y puros, con gente honesta y calificada, con disposición de ánimo para transitar el camino de la política y de la vida pública, sin desmayos y sin desencantos, sin cálculos inmediatistas de nuevas posiciones o nuevos cargos. El país está lleno de ejemplos en los cuales alcaldes y gobernadores hicieron de sus gestiones un desarrollo publicitario en procura de nuevos cargos y dejaron tras de sí comunidades decepcionadas, inversiones improductivas y un daño irreparable a la democracia como sistema de vida. El oficio de Alcalde, el desempeño de las concejalías o la función administrativa municipal no es siempre grata, cuando se cree que a cada acción corresponde un reconocimiento o un elogio. No siempre hay palmaditas. No siempre hay comprensión. Pero cuando hay vocación de servicio se sabe que el comportamiento humano no siempre produce el reconocimiento, sino que a menudo suele aparecer la incomprensión. Es indispensable, por tanto, que el funcionario público tenga conciencia precisa de los alcances del mandato popular de que está investido o de la función asignada, para que no se llame a equívocos. Previamente debe haberse expuesto los alcances de la gestión y las posibilidades de atención que tiene cada una de las comunidades. Este servicio público es una de las claves de la función cívica que corresponde a todo hombre y a toda mujer que actúe dentro de un conglomerado social. Todos tenemos obligación de acudir a la función pública y en ausencia de verdaderas casas de formación para este servicio, es cada persona la responsable de su propia capacitación. Esto no resulta fácil de comprender, pero es así. Todos tenemos la obligación de instruirnos en los usos de la sociedad civilizada y todos tenemos el deber de poner nuestros nombres a la disposición de la comunidad para desempeñar cargos y funciones de servicio general. Si la Escuela falla, como es el caso nuestro, venezolano, porque no se nos forma para ser ciudadanos y demócratas, debemos ocuparnos individual y colectivamente de superar carencias y fallas, para adentrarnos en los oficios públicos, con responsabilidad y patriotismo. En Venezuela, en el pasado contamos con la presencia de los partidos políticos como los ejes de la orientación, participación ciudadana y campañas electorales. Hoy, disminuidos en su vigor, esos partidos no son los responsables de los tres aspectos señalados, y han dado paso a numerosas organizaciones que desde todos los rincones buscar abrirse espacio en la vida pública. Es positivo que muchas instituciones, grupos, clubes, asociaciones, fundaciones, ligas, etc., asuman la formación cívica y ciudadana, y creen esquemas de participación plural no partidista. Bienvenidas todas esas formas de participar. Sin embargo, es útil y fundamental que se entienda que en una democracia no son excluyentes los sectores que buscan participación. Al contrario, una democracia supone inclusión y no exclusión, unidad y no disolución. Pero debe saberse que en lo estrictamente político -ideológico - candidatural la base de la estructuración de la sociedad es a través de los partidos políticos. Partidos políticos que hoy, en Venezuela y en Mérida, son mirados con desconfianza por culpa de sus propios dirigentes, pero que tienen una observación ventajosa en esta comunidad municipal zedeña. Aquí conviven civilizadamente, sin actuaciones bochornosas, sin pleitos y enfrentamientos innecesarios, los socialcristianos, los socialdemócratas y los quintarepublicanos, y de eso es testigo esta Cámara Municipal. Y se puede afirmar que esto es también privilegio que han tenido los zedeños para alcanzar una buena gestión de gobierno local. En este Municipio no se mira con desagrado a los partidos políticos, se convive y se comparte con ellos, en circunstancias de respeto y participación, sin los resquemores de la globalidad del país y del Estado. Y es por eso que en todos los despachos nacionales y estadales se mira a Zea con respeto y con simpatía, porque aquí tienen cabida las expresiones políticas de todo signo, dejando espacio para su actuación y crecimiento, y sin atentar contra u ofender la dignidad del ser humano. En 1989 comenzó en Venezuela la experiencia de los Gobernadores y Alcaldes elegidos de manera directa por los votantes. No se puede negar que ha sido una positiva experiencia que le da a nuestra democracia aires de modernismo y a las comunidades mas cercanas métodos de participación e intervención en los asuntos de su directo interés. En Zea comenzó el cambio en 1992. Un cambio que en primer lugar deja un mejor nivel de vida para todos los ciudadanos, una excelente imagen del gentilicio zedeño en todo el país, permite la comprobación de que hay recursos capacitados para profundizar el gobierno local y crea una escuela de participación para nuevas y promisoras generaciones. Ese cambio ha sido posible gracias un liderazgo confiable, creíble y legitimo, sin las pretensiones estadales o nacionales, y sin las equivocaciones que hicieron del país un escenario de confusión, anarquía y corrupción. Con semejante resultado, en Venezuela en poco tiempo cundió la desesperanza, el desprecio a las prácticas electorales y la generalizada desconfianza ante las bondades de un sistema político que si bien nos mantuvo en libertad, fue creando masas depauperadas que representan una ofensa a la dignidad del ser humano. No ocurrió lo mismo en Zea. Aquí, una conjunción de la gerencia municipal exitosa y el trabajo proverbial del poblador y del campesino ha preservado un buen nivel de vida y ha evitado grupos de miserables, indigentes y marginados. Todo esto constituye una satisfacción, pero también es un gran reto para quienes están llamados a ser los nuevos dirigentes y funcionarios edilicios. El camino no ha sido concluido. Faltan muchos años de ejercicio de las bondades democráticas y de esfuerzo de los representantes populares para consolidar una obra. En democracia, en sociedades libres, nunca termina una obra de proyección social. Por eso es necesario buscar cada día su consolidación, su mejoramiento, para evitar su deterioro y retroceso. Si no hay mejoría, si no se supera una gestión, solo el aumento de la población echará por tierra lo que en un momento determinado se consideró exitoso. Es imprescindible acrecentar los logros, planificar nuevos desafíos, alcanzar nuevas metas, para que siga vigente la idea democrática en cada ciudadano, para que siga sintiéndose adherido a este concepto de vida, y para que se pueda enseñar que el sistema promueve el bienestar, pero que también es el mejor antídoto contra las crueldades de los sistemas que niegan libertad, promoción, verdad y dignidad. En esto corresponde un papel especial al pueblo, al conglomerado ciudadano, bien sea votante o no. A todos corresponde la participación en todas las manifestaciones de agremiación, tanto partidista como social, y dentro de ésta en lo religioso, vecinal, estudiantil, cultural, deportivo, asistencial, comercial, profesional, etc. Ese pueblo, que nunca debe ser masa amorfa y apática, sino activo conglomerado, tiene el deber - para preservar su bienestar - de intervenir en todas las manifestaciones de la decisión municipal, en la vigilancia de las obras y contrataciones, en el funcionamiento de los servicios, en la organización de eventos, en la revisión de las cuentas, en fin en todo el quehacer municipal. Permitir esa participación es una obligación del Municipio y como éste no es una entelequia, es un deber de sus dirigentes, del Alcalde, munícipes y funcionarios. Obligación de unos y compromiso de otros. El compromiso es uno de esos vocablos de poca ejercitación en la Venezuela de ahora. Las mas de las veces se reclama participación pero sin el deseo de asumir las responsabilidades derivadas de tal postura social. Una participación consciente y creciente implica ejercer todos los derechos, pero también supone cumplir con todos los deberes. No deben ser reclamantes de los derechos esos ciudadanos que jamás han querido intervenir en una organización, esos mismos que nunca cancelan los impuestos municipales, esos que ni siquiera acuden a las elecciones, esos que jamás han asistido a una reunión de la escuela o colegio de sus hijos. No es una discriminación. Se trata de una actitud, una postura, en defensa del legítimo derecho a participar de manera total, pero también de forma responsable. Porque participar es una escuela de interacción, de aportes y beneficios, de promoción del ser humano, donde se aprende a debatir, pero con la obligación de consensuar, acatar y compartir las cargas, con derechos si, pero más que eso con el compromiso de ser mejores ciudadanos. Allí está el reto de gran proporción. Allí está la obligación de la comunidad zedeña. Estoy seguro de que los zedeños no estarán solos. Muchos ciudadanos que no nacimos aquí estamos dispuestos a apoyarlos en seguir haciendo del modo de vida local una forma distinta del ser venezolano. Del cumplimiento de ese reto dependerá que sigamos viendo a Zea como un pueblo encantador, no solo por su espiritualidad seglar y sacerdotal, ni por sus bellezas escénicas, por todo ello, pero principalmente por el ejercicio colectivo de la democracia, por la participación desinhibida en la política. Si la política nos servirá para vivir mejor, no tengamos miedo a la política. Hagamos de ella una práctica cívica diaria. Vivir en democracia no es un regalo, es una conquista. Vamos a engrandecer esa conquista con pequeños y hasta rutinarios actos que a diario fortalezcan esa manera de vivir en libertad y en compromiso solidario con todos los hombres y mujeres, y en armonía con el medio ambiente.
Muchas gracias
CON JOHAN SANTANA
COMIENZA LA NUEVA HISTORIA
En 1960 el deporte de la pelota y bate se practicaba en el Estadio "José Pérez Colmenares" de Sabaneta y en el Colegio "Padre Arias" de El Llano, y para completar la escena se construyó el Estadio "Julio Santana De León" de La Vega del Río Mocotíes. Los Semanarios "Esfuerzo" y "República" en los primeros años de esa década daban cuenta de la realización de un torneo anual con cuatro equipos, conformados todos por peloteros locales, en lo que se correspondía con la Categoría Clase A, aunque no faltaban los comentarios para señalar que algunos jugadores por su calidad podrían ser de Doble A. Existieron los equipos Polar, Liceo, Zulia, Zea, Andes y República. Del torneo local surgió la Selección Tovar como la expresión distrital frente a la fuerza del beisbol universitario de Mérida, donde los refuerzos zulianos y orientales se contaban en buen número, pero ante los cuales se oponían hombres de calidad nacidos en los cuatro clásicos barrios tovareños. La historia del beisbol registra como la hazaña de entonces un partido que los tovareños ganaron a Mérida, en un largo pasaje de diecisiete entradas, por diferencia de una carrera, desafiando el frío y el hambre, en el Estadio Lourdes. A mediados de los años sesenta se mantenía el torneo anual, como hasta ahora, y seguía la Selección escribiendo gestas locales. Un tachirense, deportista y técnico del campo, Luis Francisco Bustos Niño, se estrenó como el Comisionado del Instituto Nacional de Deportes, sin remuneración, intentando organizar categorías menores, lo que en efecto hizo. Era dirigente, entrenador, manager y transportista de los niños que vivían lejos. En 1967 vinieron desde ciudades de Estados Unidos de América los técnicos Gary Van y Carlos Addcox. Este último había sido campo corto regular del equipo Doble A de los Orioles de Baltimore. Addcox, financiado por el programa denominado "Cuerpo de Paz" asumió labores de entrenador, compartiendo con Bustos Niño. Al tener debidamente organizados a todos los muchachos, cada uno con un carnet, se organizaron los equipos de cada sector en Infantil y Junior, y se comenzó a jugar de manera permanente. Resultó tan afortunada la combinación de Bustos con Addcox que un año más tarde, los tovareños vencieron en los torneos estadales y se alzaron con la representación del Estado Mérida y acudieron, por primera vez, al Campeonato Nacional de Portuguesa, donde los centrales, orientales y zulianos, les impidieron clasificar.
Las fallas no eran otra cosa que la falta de rodaje de los
peloteritos. Por eso se incrementaron las prácticas y la corrección
de detalles, lo que dio como resultado un avance en la categoría
infantil. En adelante, el béisbol local se ha mantenido con sus categorías, con excelente desempeño en el ámbito nacional, en menores, y con la novedad de que hemos sido sede de torneos con equipos de todos los estados. En adición, después de Bustos y Addcox, contamos con entrenadores que otrora fueron peloteros enseñados por este par de útiles técnicos, y que han permitido sostener un ritmo de crecimiento en la calidad de juego. Uno de esos entrenadores tovareños, discípulo de Addcox, Alfredo Rubio, en una tarde de 1989 recibió en el Estadio de La Vega al niño Johan Alexander Santana Araque, quien pudo haber sido futbolista si su familia se hubiese mantenido en Mérida, donde cursó cuatro grados de educación primaria. Ya iniciado, Johan fue ayudado en su formación por el otrora lanzador derecho de la Selección Tovar, Luis Morales Salas. Johan se estrenó como pelotero por iniciativa propia, intentando copiar en el campo corto las destrezas de su padre, sin haber pensado que este sería el camino de su vida y sin imaginarse que de imitador se iba a convertir en inventor de fórmulas mágicas en el arte de lanzar pelotas.
Johan y su amigo Jesús G. Hernández
Ficha del Béisbol Profesional La Organización Astros de Houston, del Estado de Texas, Estados Unidos, representada por el Jefe de Buscadores de Talentos en Venezuela, Andrés Reiner, vino a Tovar a buscar la firma del muchacho, ante lo cual su padre optó por dejar la decisión en la conciencia de su hijo, y al éste admitir, solo pidió que prosiguiera sus estudios de educación secundaria en paralelo con la práctica beisbolera. Johan no había medido las consecuencias de su decisión, no había tenido tiempo de soñar con esta realidad, la de convertirse en pelotero del béisbol más importante del mundo, aunque en la fase de la granja o academia, es decir en el aprendizaje, cuando su padre le informó que debían partir hacia Valencia, para dejarlo instalado en la Escuela de los Astros en Guacara, en septiembre de 1994. Iniciaba una etapa difícil y compleja, con gran exigencia de trabajo, disciplina y obediencia. Etapa también de transformación, porque a los Astros de Houston no les interesaba un jardinero, sino un pitcher. Dejaba en su ropero los uniformes de Los Chiquilines de El Llano, Selección Tovar y Estado Mérida. El impacto de la separación familiar pudo haber afectado una carrera que apenas se insinuaba, pero el muchacho antepuso disposición de ánimo y convencimiento íntimo para iniciar tres años de aprendizaje en Venezuela, República Dominicana y Estados Unidos, al término de los cuales se vió debutando en el béisbol profesional de Venezuela con la divisa Navegantes del Magallanes, en 1998. En esa temporada ganó un juego de la semifinal contra Leones del Caracas y acompañó a los Cardenales de Lara en la Serie del Caribe. Habiendo concluido su segunda temporada en Estados Unidos, estando en Clase A, en una sucursal de Astros de Houston, en Michigan, con el equipo Battle Cats (Gatos de Batalla), Johan recibió la noticia de que había sido ascendido a las Grandes Ligas, el dia trece de diciembre de 1999, pero no con su equipo, sino que había pasado a los Marlins de Florida por unas horas y enseguida a los Mellizos de Minnesota, para debutar en abril del año dos mil.
JOHAN TIEMPO DESPUÉS NUEVAMENTE ENTRE CHIQUILINES
Carrera de velocidad, rápidos éxitos, pero también la tristeza de observar que su primer equipo, con el cual creyó llegaría a la escena mayor, no lo había conservado, por no tener total confianza en su futuro, sino que lo había dejado en el mercado de las transacciones.
Los sueños del tovareño comenzaban a convertirse en realidad, pero una realidad no identificada en su primer día, sino envuelta en la más grande competencia de talentos, de resultados, de negocios, de intereses y de hechos no siempre fáciles de entender. Cuando Johan dejó a Tovar a fines de febrero del año dos mil, los comentarios populares giraron alrededor del primer muchacho tovareño que subía a la gran carpa, como gran noticia, pero la identificación del hecho se hacía mayoritariamente diciendo que "el hijo de Burguillos viajó (o saltó) a las grandes ligas" . Nilson Guerra, Johan Santana y Ernesto Cuevas, durante entrega de placa en Tovar Como cualquiera de los incipientes peloteros, a Johan lo identificaban por su padre, el pelotero aficionado Jesús María Santana Burguillos. Este, nativo de San José de Río Chico, ancló en la tierra del Mocotíes en 1974 y dos años más tarde fundó hogar con la tovareña Hilda del Carmen Araque y conquistó aprecio generalizado, sin poder impedir que, con mucho afecto, se le cite por el apellido materno. Durante los juegos de su primera pretemporada en Florida, Johan festejó su cumpleaños número veintiuno con tres buenas presentaciones (ante Rojos, Orioles y Piratas) hasta que el veintiséis de marzo los Yankees de Nueva York, en Fort Myers, le enseñaron los peligros de enfrentar una poderosa toletería. Bernie Williams se encargó de mostrarle cómo se saca una pelota del parque. En su debut ante Cincinnati le tocó enfrentar al poderoso Ken Grifey, Junior, quien no es otro que su más admirado pelotero, desde niño. Y como para despertarse de este nuevo sueño le propinó un ponche al recio estadounidense.
Pero los sueños no se quedaron por los predios de El Llano, su otro
admirado el venezolano de sus preferencias Omar Vizquel lo enfrentó
en el terreno varias veces, con ponches, y lo conserva como un
amigo. El martes cinco de octubre y el sábado nueve, en una misma semana, Johan contuvo a los temibles bateadores mejor pagados del mundo, obteniendo una victoria en la primera fecha y dejando el juego ganado, sin decisión final, en la segunda. En la ciudad de los rascacielos, el Estadio congregaba a cincuenta y tres mil personas que pagaron sus entradas, además de los funcionarios, policías, peloteros, empleados, etc. Más gente que toda la población de nuestro municipio. Y como para limpiar su historial del primer mes en Grandes Ligas, el tovareño comenzó sumando su primer ponche del martes en Nueva York teniendo como víctima a Bernie Williams (cuarto bate) para luego seguir con Miguel Cairo (dos veces), Alex Rodríguez y Rubén Sierra. Se escaparon los otros cinco. El sábado abrió su sesión de ponchados con el capitán Derek Jeter (dos veces), el cuarto bate Hideki Matsui (dos también), el octavo John Olerud, el sexto Jorge Posada y el tercero Gary Shefield. Justamente, los cinco afortunados del martes. Una joya montañera del arte de lanzar pelotas en tierra ajena, sin repeticiones ociosas y sin desperdicio de oportunidad, para reafirmar que Johan se fue de Tovar para hacer la nueva historia, pero igualmente para disfrutar con cada envío al plato.
Y la proeza del tovareño cambió su identificación y también la de su
padre. A Burguillos ahora le dicen "el papá de Johan Santana". Por eso, con solo cuatro años de experiencia, ha superado los récords que lucían difíciles para un venezolano, pero que ahora han quedado en el pasado y con su nombre se inscriben nuevas páginas de la historia. Ha sido de tal grandeza el desempeño de este año que los premios llovieron desde septiembre y no cesan, tal como ocurrió el jueves once, con el Galardón Denton "Cy Young", nombre de un famoso lanzador derecho de comienzos del siglo pasado que ganó veinte juegos durante dieciséis de sus veintidós temporadas. Denton "Cy" Young abrió ochocientos dieciséis juegos y terminó setecientos cincuenta y tres. Impresionante. Vistió los uniformes de Boston, Cleveland y Washington. Este premio, obtenido por unanimidad del jurado de veintiocho periodistas especializados, lo ubica entre los hombres más importantes de la historia del beisbol universal y lanza al selecto listado donde aparecen los aún activos Roger Clemens, Pedro Martínez, Randy Johnson, Barry Zito y Roy Haladay. Clemens lo ha ganado en siete oportunidades y Martínez en dos. Desde 1958 solo ha habido unanimidad en seis oportunidades.
Otros valiosos premios obtenidos son el Mejor Pitcher de la Liga
Americana, Pitcher Revelación del Año de la Liga Mayor de Béisbol,
el Player Choice Award, el Warren Spahn, Luís Aparicio y Meridiano
de Oro.
Al margen de este galardón, los trofeos que hemos citado constituyen
una colección nunca alcanzada por venezolano alguno y lo acreditan
como el pelotero nativo de mejor perfomance en un solo año, cuestión
que no hace otra cosa que enorgullecernos de contarlo entre nuestros
paisanos.
Pero, en eso del disfrute de Johan, en su trabajo profesional desde
la lomita de lanzar, hay un renglón que suscita mucha felicidad en
el pelotero y en nosotros, los que solo somos aficionados: los
ponches. Y el récord de ponchados en una temporada para un venezolano lo superó en julio y lo incrementó durante agosto y septiembre en ochenta y cuatro, para dejar la marca en 265, lo que, por ahora, luce inalcanzable. Debo destacar que el récord anterior de 181 abanicados también lo superaron este año Freddy García, Kelvin Escobar y Carlos Zambrano, aunque ninguno llegó a doscientos. Esto equivale a sostener que Johan Santana hizo todos los outs de nueve juegos, además de los correspondientes a siete entradas y un tercio. Algo colosal. Sus triunfos, ante once de los trece equipos con los que compitió en su Liga, equivalen al veintidós por ciento de los juegos que ganó Minnesota este año. Estamos, en consecuencia, ante un valor del deporte universal y ante un tovareño que ha proyectado en grande nuestro gentilicio, haciendo que cada día seamos mas orgullosos de haber nacido en esta tierra de los Indios Mocotíes y de Nuestra Señora de Regla. Y ante semejante proeza, no nos corresponde otorgarle otro premio, porque ya los tiene todos, sino confiarle la inmensa responsabilidad de incrementar sus logros, en los años que le quedan de carrera profesional, con la seguridad de que siempre contará con nuestro apoyo, nuestro cariño y también nuestras cristianas oraciones.
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en XX Aniversario del Coliseo "El Llano" de tovar
Tovar, sábado 08.09.12 (04:50 p.m. Ante 4.500 personas).- Con legítimo orgullo taurino y tovareñista recordamos ese instante genésico de esta hermosa creación arquitectónica del modernismo venezolano, concebida por la visión futurista del abogado y catedrático Jesús Rondón Nucete, entonces gobernador del Estado Mérida en 1992.
Una instalación modelo en Venezuela y América que permite un racional aprovechamiento de todos los espacios, durante los trescientos sesenta y cinco días de cada período anual.
Este maravilloso recinto taurino, educativo, deportivo, artístico y social representa el reconocimiento al devenir histórico de la ciudad, con su sesquicentenaria tradición y cultura taurina, que es a su vez identidad tovareña y apego a un legado de nuestros antepasados.
El Coliseo ha servido para consolidar un ferial que por años estuvo sometido a mudanzas y cambios, sin un rumbo fijo, con muchos esfuerzos organizativos, pero también con improvisaciones.
Los tovareños del ahora nos sentimos orgullosos de la obra como infraestructura y del buen aprovechamiento que ha tenido, con cincuenta y cinco festejos mayores, lo que se justifica porque estamos en la ciudad con mayor arraigo taurino del mundo.
No exagero. La población del Municipio es de cuarenta mil personas y en los festejos taurinos acudimos más de cuatro mil ciudadanos y ciudadanas de la ciudad, completando el aforo los visitantes, lo que en términos porcentuales representa una décima parte de la población, cifra que no se logra en Sevilla, Madrid, Lisboa, México, Bogotá, Quito, Lima o en cualquier ciudad francesa.
Hoy, al complacernos del vigésimo aniversario de esta cómoda plaza, sigamos implorando bendiciones a la Patrona Nuestra Señora de Regla para que en los años del porvenir seamos aficionados capaces de cumplir con el compromiso de usar y aprovechar en forma óptima todas sus instalaciones, y defender nuestra cultura aún cuando tenga que ser frente a la resistencia de las autoridades.
Pido a la centenaria Banda Municipal "Don Emilio Muñoz" que nos entone la canción del cumpleaños feliz, mientras dejamos escuchar las palmas del orgullo localista, del mejor sentimiento taurino tovareño.
Acto de homenaje a Oswaldo Payá Sardiñas,
Prócer civil y democrático de Cuba.
Nilson Guerra, Mary Catherine Parmly y Regis Iglesias, en Madrid. 04.12.12
Asociación de Corresponsales de Prensa Extranjera (ACPE)
Calle María de Molina, 50.
Madrid, martes 04 de diciembre de 2012
Testimonio de Nilson Guerra Zambrano, amigo. 17.20 horas
La vida de Oswaldo Payá es una expresión de plena consecuencia y perfecta
coherencia entre el pensamiento, la idea y la acción diaria, de una manera tal
que no hay un resquicio, en su consideración, para la duda y o la inseguridad
sobre su proceder a lo largo de los años.
En estos tiempos que corren, es muy difícil esa lealtad, especialmente cuando
los principios y los valores no son tesoros del individuo, que destacan los
biógrafos, sino letras impresas en libros y manuales, y en muchos casos
mercancías transables en el campo político.
Sus convicciones no fueron simples aprendizajes intelectuales, sino vivencias
profundas en lo espiritual. Por ello luchó, sin negar tiempo o sacrificio, por
la libertad del pueblo cubano, sin abdicar en el compromiso consigo mismo, sin
doblegarse ante la amenaza o el halago y sin temer por su propia integridad
física.
Soportado en la no violencia, humildad y sencillez, enfrentó al adversario sin
odios y sin miedo, sabiendo que actuaba ante un poderoso clan internacional con
ribetes de mafia política, pseudo religiosa y económica, capaz de cometer
cualquier acto ilegal, absurdo o anti ético, sin el menor rubor.
Desplegó una vida familiar plena de amor y fidelidad conyugal, con lo cual
preservó a sus tres hijos - dotados a diario de buenos ejemplos - de las
perniciosas influencias del ahora, de estos tiempos, penetrados de
superficialidad, falta de honor y ausencia de sacrificio.
Acompañé a Oswaldo Payá dentro y fuera de Cuba. Seguí sus pasos con interés y
admiración. Conocí de los atentados contra su integridad y la de su familia.
Sufrí el saboteo con estridencias sónicas durante mi visita a la casa de su
suegra, para una grata conversación, de horas, que superó el obstinado deseo de
impedirnos la comunicación.
Mi casa caraqueña fue la suya junto a la dama del coraje Ofelia Acevedo y su
hijo Oswaldito. Recordamos los irrespetos gubernamentales a las libertades
individuales y familiares y lo contrastamos con la normalidad social de
Venezuela, en aquellos años noventa del siglo anterior.
Durante tres días compartimos visitas y reuniones, apreciando la alta valoración
del colectivo partidista y político venezolano por su persona y por el
Movimiento Cristiano Liberación, y el pleno conocimiento que tenían de la cruel
situación interna de Cuba.
Oswaldo se ha ido. Nos ha dejado en medio de un fuerte dolor y una soledad
lacerante, pero también hemos recibido un legado ejemplar, un virtuoso ejemplo y
un desafiante camino.
Legado, ejemplo y camino vienen a ser manantial que nutre en lo espiritual,
palanca que impulsa y reto de grandes proporciones.
Para hacerlos vibrante realidad debemos aplicar valentía y coraje, convicción y
talento, si es que anhelamos cambiar los signos de estos tiempos convulsos que
hoy promueve, disfrutando de las mieles de la riqueza sin esfuerzo, el régimen
cubano en América Latina.
Muchas gracias.
ENTREGA DEL PREMIO VALORES HUMANOS EN MADRID
Teatro Muñoz Seca - Plaza El Carmen - Lunes 10.12.12
Nilson Guerra Zambrano, Fernando Claramunt López, David Mora Jiménez, José María Alvarez del Manzano,
José Luis Lozano y Juan Lamarca López, presidium del acto de entrega del Premio Valores Humanos.
Saludo con fraterno afecto al Honorable Directorio del Círculo Bienvenida de
Madrid por la honrosa invitación que me ha hecho como el único extranjero
convocado para este acto de premiación, revestido de solemnidad y celebrado en
uno de los centros culturales relevantes de la capital del reino hispano.
Hoy, no agradezco como formalidad de estilo, sino que manifiesto la íntima
satisfacción que siento al venir de América para celebrar con Ustedes la feliz
circunstancia de que un galardón proyecta al mundo la solidaridad humana como
signo distintivo del quehacer de un artista de la tauromaquia.
Me resulta honroso compartir el presídium con relevantes personalidades de la
vida de España. A mi lado está el escritor alicantino Don Fernando Claramunt
López, hombre de ciencia y letras que más que aficionado es un servidor de la
cultura taurina por su sencillez, rectitud, cabal comprensión, impecable estilo
literario y apasionada entrega.
Es motivo de legítimo orgullo estar en la misma mesa con un compañero de ideas
sociales y cristianas como lo es Don José María Alvarez del Manzano, Alcalde de
Madrid años atrás, cuyo recuerdo de buen servidor y honesto mandatario ha
trascendido hasta el ahora, pasando el umbral del nuevo siglo incólume por haber
sabido sentar ejemplo de honestidad en tiempos de escaso apego a la moral, a la
ética y a las buenas costumbres.
La presencia de un prohombre de la fiesta brava como Don José Luis Lozano, por
igual empresario y ganadero, me hace recordar que hace tres décadas, siendo aún
estudiante de Comunicación Social, nos reunimos junto a Don Manuel Martínez
Flamerique (Chopera) para analizar los toros, hacer los lotes y sortear como
apoderados que éramos de la terna actuante en una de las corridas del ferial
sebastianero de San Cristóbal, en Venezuela.
En el otro extremo se encuentra Don Juan Lamarca López, promotor del
bienvenidismo internacional, hombre de la historia contemporánea de la plaza
venteña y espiritual de Madrid por haber presidido en casi dos décadas con
justicia y ecuanimidad. No solo sabe juzgar desde el palco, sino que sus
análisis verbales e instantáneos saben a buena crónica y a densa narración del
acontecer en la arena. Sus crónicas de Quito, de hace un año, pueden servir de
argumento para ingresar como maestro en cualquier escuela de periodismo.
Y en medio de nosotros el joven artista madrileño David Mora Jiménez, modelo de
ciudadano que ha sabido entender la verdadera dimensión del compromiso que
significa ser hombre público, asumiendo como tal el hecho de ser personaje de
las noticias diarias y también seguido por numerosos públicos.
Lo notorio, lo presente, lo existente, lo que se percibe, pasa a ser de recuerdo
perenne, grato, o inservible para la evocación.
David Mora se ha ubicado en el primero de estos dos grupos, en el de lo
trascendente, lo que supera el presente, para ser ejemplo y sujeto de la buena y
plausible imitación.
Mora posee la valentía de atreverse a lo bueno, al ejercicio de la solidaridad
con sus compañeros de profesión y con quienes no lo son. Por eso, se ha hecho
acreedor al Premio de los Valores Humanos que lleva el nombre de un ilustre
caballero nacido en mi tierra venezolana: Antonio Mejías Jiménez (Antonio
Bienvenida).
De una estirpe extremeña, de esa tierra pródiga en conquistadores de América,
Antonio Bienvenida es hijo de otro colonizador, de otro siglo y con otros
arrestos y mayor ingenio: Don Manuel Mejías Rapela "El Papa Negro", hombre de
mil proyectos y de geniales iniciativas.
El viejo Mejías Rapela tiene mucho que ver con el modernismo de la fiesta
taurómaca en Venezuela, es elemento clave e impulsor de ideas que dieron piso
sólido a la tauromaquia criolla. La simiente ganadera y las entonces modernas
plazas, hoy vetustas y a la vez tesoros arquitectónicos, son parte de su
proyecto civilizador taurino, acogido en la pasada centuria por el entonces
mandatario Juan Vicente Gómez Chacón y sus hijos.
El epónimo del Premio que hoy se entrega, Antonio Bienvenida, desplegó un
tránsito vital cargado de razones para que el galardón lleve su nombre. En todo
momento supo valorar a los humanos, sin tener rivalidades o enemistades,
disfrutando de una proverbial simpatía, desplegando el don de buena gente, sin
negar una sonrisa o un aplauso y dejando regados centenares de festejos a
beneficio de causas sociales nobles.
Dicho esto, ahora no puedo concluir con otra cosa distinta decir que estoy muy
feliz y plenamente satisfecho de haber venido esta noche a compartir con
Ustedes.
Muchas gracias.
Intervención en Cuarto Encuentro Nacional de Comunicadores Socialcristianos e Independientes.
Caracas, 19 de Octubre de 2013. 10.00 a.m.
La sociedad venezolana se ha expandido en población, economía y en la incertidumbre global de los ciudadanos de cara al futuro, al mismo tiempo que en el campo de la comunicación social, en medio de numerosos avances técnicos - científicos, el papel e influencia de los comunicadores profesionales se somete a pruebas difíciles.
Hay retos y desafíos externos e internos para quienes ejercen la comunicación social como profesión, como medio de vida y como expresión de su aporte a la comunidad nacional.
Los intereses empresariales transnacionales, tan voraces como inteligentes y eficaces, buscan afanosamente que cada cliente de un producto de la modernidad, computador, teléfono, tableta, etc., sea un comunicador, no profesional pero si voluntario y con disfrute, más para mantenerlo conformando un nicho de cautivos compradores que para insertarlo en la sociedad como una persona útil.
Un país de treinta millones de habitantes es objeto de la atención de los investigadores sobre los gustos y preferencias, en los órdenes de las diversiones, recreaciones y esparcimiento, en busca de conclusiones útiles para quienes diseñan el marketing y despliegan su capacidad de venta.
No interesa si realmente el cliente tiene conocimiento de cómo insertarse positivamente en el campo comunicacional. De hecho, ocurre a plenitud esa inserción. Claro, nunca sometida un plan nacional de desarrollo, de potenciamiento de la familia o de la sociedad o con vista a una mejor calidad de vida.
El crecimiento poblacional ha incrementado la sociedad de consumo, lo que incide directamente en el crecimiento de la economía, asistida por el tradicional ingreso petrolero -hoy sometido al saqueo colectivo a través de mil formas distintas- y por el auge de los poderes irregulares (narcotráfico, sicariato, extorsión y secuestros, contrabando, corrupción administrativa y especulación, tanto cambiaria como inmobiliaria y de otros bienes), con sus grandes logros de ascenso e igualación social.
Esta última, ni planificada, ni pensada, pero si desarrollada en la realidad de los hechos y en el ascenso social de miles de familias, en las que juega y domina la ambición (sin freno ni medida) combinada con la ausencia de valores y el lúdico desafío (o desprecio) a las normas legales o de control social de la sociedad tradicional.
Mayor población (no prevista ni atendida en planificación de los servicios) y mayor producto territorial, auge del consumismo asistido por las importaciones, en medio de la peor inflación, inseguridad de las personas y los bienes, despojo personal de la identidad venezolana para buscar otras fronteras, aumento del individualismo frente a los problemas, dominio del conformismo y actitud de dejar pasar, son los grandes pilares del momento venezolano, dominado, finalmente, por la incertidumbre.
Y en medio de todo, el mismo y tradicional papel de los medios de comunicación social, de hace treinta años, caracterizado por propósitos mercantiles, en primer lugar, y por la ansiosa búsqueda de seguidores para ajustar las tarifas publicitarias hacia arriba. Tres décadas suponen decir que esta situación es previa al inicio la era del gobierno cívico - militar que conocemos y a cuyos designios estamos sometidos.
Régimen de origen democrático, revalidado y a la vez cuestionado, que ha desarrollado un plan nacional de nuevos medios de comunicación, nueva doctrina y que, por otra parte, forma su recurso humano, en universidades propias. Es decir, se completa un panorama de complejidades comunicacionales.
Hoy, tenemos que inventariar nuestra sociedad para buscar los elementos que la identifican, los gustos, inclinaciones, preferencias, anhelos e ilusiones, el idioma y hasta el imaginario popular. No al modo de los estrategas de ventas, sino en función de alcanzar una cabal comprensión de cómo somos hoy. Somos distintos, somos otros. Somos otra nación, distinta a las que nos han pintado en la historia épica y distinta a la que canta el Himno Nacional.
Esto nos puede dar las pistas o claves para entender a Venezuela y asumirla de mejor manera, si es que no queremos seguir fallando cuando buscamos comprender lo que tenemos como recurso humano para asumir probables soluciones.
Ese inventario de la sociedad pasa por la revisión profesional y acuciosa de los medios de comunicación, por el análisis de los centros de formación y por la definición de metas. Claro, dentro de una sociedad a la que igualmente debemos buscarle derroteros y objetivos muy concretos, porque tampoco los tiene.
La incertidumbre generalizada no es causa de un gobierno, de dos gobiernos, de los empresarios, de los trabajadores, de las universidades, ni de los partidos políticos, como maliciosamente se ha querido sostener, sino que es una enfermedad social con variadas causas que han aprovechado la debilidad consustancial del cuerpo venezolano.
Tenemos que replantearnos el papel del Estado, y dentro de éste todo lo que lo conforma, hasta el mismísimo territorio, para idear un modelo de sociedad distinta, para enfrentar los males del presente pero también los males del futuro, y para intentar que nuevos ciudadanos, mejor educados, asistidos de buenos principios, repueblen aldeas, caseríos, poblaciones y ciudades.
La Venezuela de hoy, con su incertidumbre generalizada, no es viable como sociedad abierta al mundo complejo y globalizado, dinámico y cambiante, porque sus propios ciudadanos no tienen idea y criterio de cómo insertarse en ella para hacerla distinta y mejor. ¿Qué hacer por el país dentro de un orden o concierto? Esa materia no la enseñan ni el sistema educativo ni los medios de comunicación social.
Sí saben, millones de ciudadanos, cómo violar cualquier norma, nueva o vieja, como ocultar sus malas intenciones y cómo disfrutar irresponsablemente del hecho de que la autoridad no ha podido descubrir sus delitos y fechorías.
Las cifras son elocuentes: cuando vino el boom de las cooperativas se crearon más de doscientas mil que no fueron tales, doscientos mil personas estafaron el sistema de asignación de divisas, cien mil personas cobran pensión de vejez sin tener la edad, tres bancos oficiales quebraron por créditos fantasmas, la burocracia suma casi cinco millones de personas en un estado que puede funcionar con medio millón gracias a los avances informáticos, centenares de miles de personas son ciudadanos venezolanos sin haber nacido aquí, miles han comprado cargos en el gobierno, cualquier elección - de las llamadas democráticas - es una feria de costosas trampas. Bueno, paremos este pésimo inventario.
Dos agregados. Dos etapas de la vida en descuido. Carecemos de capacidad para atender a todos los ancianos, muchos sumidos en enfermedades, y no tenemos ni empleo ni programas para atender a los jóvenes, estrato mayoritario de la población que ve perder horas útiles por carecer de rumbo y dirección. La mayor oferta es la de los centros comerciales para que sean visitantes, caminantes y compradores, y frente a ella la temible atracción de la riqueza fácil que ofrece la delincuencia.
Esta última ha tenido tal influencia que hasta el lenguaje carcelario se ha traslado a la cotidianidad de las familias y ha crecido la tentación de la vida sin mayor esfuerzo, especialmente para el goce y disfrute, sin medida y sin pensar en las consecuencias. De esa juventud en trece años han muerto violentamente más de ciento cincuenta mil.
Pero no olvidemos que en treinta años la cifra de nacimientos no deseados o sin soporte familiar, de padre y madre, puede superar los tres millones. Una cantidad parecida es la que se usa para estimar a los venezolanos que no se quieren inscribir en el Registro Electoral, mientras que son cinco los millones de quienes siendo inscritos no sufragan.
Esa sociedad debe cambiar. Antes debemos estudiarla para conocerla, comprenderla y, en efecto, modificarla, para evitar que lleguemos al desencanto general y colapso total. El plan de cambio pasa por un afianzamiento interno, en la conciencia de cada uno de los venezolanos.
Esos venezolanos hoy compran menos periódicos impresos, escuchan menos radio y ven menos televisión nacional, porque en medio del bien acendrado consumismo ahora juegan a la comunicación social con sus propias manos y, al mismo tiempo, están más ausentes de los grandes problemas. Esos mismos que por no comprenderlos preferimos silenciarlos en nuestras conciencias para no complicarnos la existencia.
Esta intervención no busca generar miedos y temores. Solo quiere ser realista y mover conciencias para encontrar en Ustedes parte del conglomerado que debe movilizarse para hacer que los medios de comunicación social dejen un poco de lado le meta económica para ser líderes del replanteamiento de una sociedad que se nos agota sin que, ni siquiera, tengamos certeza de lo que ocurre ante nuestros ojos.
Sábado 19.10.13
Muchas gracias
NUESTRA SEÑORA DE LA CANDELARIA:
LA IDENTIDAD QUE TRASCIENDE
Sesión Solemne del Concejo Municipal de Rivas Dávila, Estado Mérida,
con motivo de la festividad patronal de Bailadores.
Sábado 01 de Febrero de 2014.
Nuestra Señora de La Candelaria.
En Casa Municipal de Bailadores con Virgen de la Candelaria. 01.02.14.
La historia documentada de Bailadores es uno de los tesoros culturales que la ciudad puede exhibir con ilimitado orgullo. Una parte es atribuible al esfuerzo civil hispano y otra al esmero de los sacerdotes, es decir a la tradicional custodia del patrimonio llevada a cabo por la Iglesia Católica Universal.
Súbditos de la lejana realeza hispana, sometidos a precisas normas legales, cargaron sobre sus hombros no solo los pertrechos de combate, herramientas y bastimentos, sino también los libros que fueron llenados a mano por los escribanos o escribientes, para dejar constancia sustanciada de las visitas, registrar ventas de tierras, publicar las sentencias o condenas y para, igualmente, garantizar sus pagos por servicios.
Imbuidos en el protocolo real, los útiles secretarios dejaron para la posteridad la presencia de Luis Martín, Juan Modesto de Meler, Fernando de Saavedra Valdez, Diego de Baños y Sotomayor y Benito Vásquez Hermoso, entre otros, con tan numerosos detalles que nos permiten saber, en medio de la distancia de los tiempos, que Bailadores era el centro más importante del enclave montañoso intermedio entre La Grita y Mérida.
El sacerdocio esclarecido, santificado en el servicio y en la defensa de lo que hoy conocemos como derechos humanos, registró con su propio puño y letra, lo que entonces fueron acontecimientos y que con el correr de los años ha venido a ser el sustento de la identidad católica bailadorense. Los nombres de Pedro Millán y Bartolomé Carrero han quedado en sitial preferente.
Las más de las veces sin cobrar los sueldos, estipendios o aportes, los curas dejaron notas para guardar la evolución de esta comunidad y dejar sentado que fue sobre bases católicas como se produjo el avance social, no obstante la existencia del poder real y disposiciones claras sobre el ejercicio del gobierno, siempre basado en el municipio, ayuntamiento o cabildo. En este caso, la autoridad regidora, hoy edilicia o concejil, estaba en la ciudad del Espíritu Santo de La Grita.
Temprano, hubo delegados o protectores de indios, en algunos documentos denominados Procuradores, buscando la defensa de los bailadores conjuntamente con los vecinos mocotíes.
La sociedad de los primeros siglos venezolanos ofrecía un panorama de claras diferencias sociales y económicas. Los españoles habían accedido a la propiedad, en vastas proporciones, bajo la figuras de la encomienda y compras a funcionarios de la Real Audiencia durante visitas, y mediante el procedimiento legal de la denuncia, certificando que se trataba de terrenos desocupados, aunque pertenecientes a la Corona Real. La mano de obra no podía ser otra que la de los naturales, los primigenios y verdaderos dueños de las tierras.
Esos propietarios ancestrales, que no disponían de amparo y documentos, a la usanza hispana, sufrieron los embates del descubrimiento y colonización, quedando sus legítimos derechos en el confinamiento de los resguardos indígenas, usualmente lejanos. Pudieron sobrevivir gracias a la presencia de los sacerdotes que, en todo momento, hicieron valer las normas y extendieron su autoridad moral hasta la formación de comunidades propias, bajo el argumento de la evangelización.
Bailadores fue centro de misión antes de ocurrir la formalidad de la fundación, celebrada con el ceremonial de estilo el 14 de septiembre de 1601. Fueron pocos los nativos que pudieron presenciar el acto legal de creación del Pueblo de la Vera (Verdadera) Cruz, como se llamó. Un hecho lo explica todo. Casi medio siglo antes, en 1558, también en septiembre, la hispanidad impuso su modo de conquista, a la fuerza, causando dolor y muerte.
Cuarenta y tres años antes del acto fundacional, ya se mencionaba a Bailadores o Los Bailadores. De entonces, hasta ahora, han transcurrido 456 años.
Por años los archivos documentales se mantuvieron en el Convento Franciscano y en el Cabildo de La Grita. Estos justificaron la creación de una Capellanía y años más tarde del Curato para devenir en 1731 en Vice Parroquia y en 1743 en Parroquia, bajo el Gobierno Superior Eclesiástico de Santafé de Bogotá y más cercanamente de la Vicaría del Espíritu Santo de La Grita, la gran ciudad colonial y promotora de Bailadores y de la vecina Regla, hoy Tovar.
Los registros históricos nos traen los nombres de Juan José Acevedo como responsable del Curato y de Buenaventura Méndez como Párroco, muestran las visitas eclesiásticas y guardan cifras que permiten reconstruir imaginariamente el avance de la comunidad, año por año.
No obstante, hay que destacar que numerosos documentos fueron a parar a los archivos de Bogotá, La Grita, Mérida y Caracas, lo cual deja incompleta la base documental aquí existente, a lo que debemos añadir que la lucha armada contra el régimen español llevó al sacrificio de los archivos civiles. Las hojas de históricos libros, con valiosos manuscritos, sirvieron para improvisar bombas de pólvora con mecheros de vieja tela.
El Archivo Arquidiocesano de Caracas, contiguo a la Plaza Bolívar, guarda los documentos relativos a la conversión de la Vice Parroquia en Parroquia, junto a otros papeles originales sobre la existencia de los belicosos pobladores motilones y sobre el Padre Francisco Javier Jiménez de Molina, neogranadino de Bogotá, fundador del curato de Nuestra Señora de Regla.
Es innegable el aporte eclesial y eso ha sido, justamente, el motivo y la razón, junto a la sostenida fe de los pobladores, para que Bailadores sea una ciudad mariana, protegida por una vieja advocación española originada en la canaria Isla de Tenerife, en el décimo cuarto siglo de la cristiandad.
María, esposa del carpintero José y madre de Jesús de Nazaret, se presentó a los pobladores tinerfeños conocidos como los Guánchez, en 1390, en una playa del sur, impactando de tal manera que la tradición oral expandió el milagroso relato a toda España, se hizo devoción en las siete islas Canarias y en 1594 el religioso e historiador Fray Alonso de Espinosa editó la crónica para darle visos de posteridad.
Nuestra Señora de la Candelaria representa la luz o candelero que alumbra el camino de la salvación y vida eterna. Su transportación al Nuevo Mundo permitió la presencia en numerosas ciudades y pueblos de México, Colombia, Perú, Bolivia y Venezuela, entre otros países. En nuestra entidad merideña la advocación o patronazgo está igualmente presente en La Parroquia o Santiago de La Punta, Las Piedras y Mesa Bolívar.
La fiesta de la Candelaria tiene una feliz circunstancia. Coincide con el recuerdo de la presentación de Jesús de Nazaret en el templo de Jerusalén, por sus padres, en cumplimiento de la Ley de Moisés. Aquel lejano día, dos personajes se anticiparon y profetizaron la grandeza del infante: Simeón y Ana. Fueron los primeros en sostener que estaban en presencia del Mesías. La festividad también se conoce como El Encuentro, en la Iglesia Católica Oriental. Otro buen motivo para acrecentar el íntimo y compartido júbilo cristiano.
Los canarios se ocuparon de su difusión, gracias al deseo de tenerla en las cercanías de sus nuevos hogares americanos, pues resulta bien sabida la diáspora isleña, inicialmente aventada por la crisis de los viñedos en el siglo XIX y luego estimulada por los beneficios ofrecidos por gobiernos, como en de Venezuela.
Resulta curioso ese hecho. No habían pasado veinte años desde la incendiaria proclama de Simón Bolívar contra españoles y canarios, dictada en Trujillo el 15 de junio de 1813, cuando desde Venezuela se promovía el regreso o venida de isleños, pagando todo y regalando tierras, el transporte y alimentación por meses, para poner a marchar un país que se liberó sin saber para qué.
La Candelaria es el centro, la base y el soporte de la identidad bailadorense. El sacerdocio se ha encargado de guardarla por los siglos y en eso ha ayudado la piedad del hombre y la mujer de aquí, tan sencillos, abnegados, honestos y fieles a la enseñanza legada de los antepasados.
En este 2014 recordamos los 394 años del inicio de veneración. El Cuatricentenario debe ser un gran acontecimiento nacional. Sugiero comenzar a pensar desde ya sobre este singular hecho y a disponer de equipos, proyectos y aportes.
La identidad es un hecho sociológico, es una manifestación de vida, esa forma de actuación y comportamiento, es la esencialidad del ser y de la comunidad. Se puede difundir, se puede promover, pero no se puede imponer. Se lleva consigo, a través de los años y puede variar para enriquecerse, pero no para desaparecer.
De no ser así, entonces no sería identidad, sino que estaríamos en presencia de una tradición, la que puede ser creada, sugerida y hasta impuesta, y se puede modificar en función de un proyecto social.
La vivencia mariana de los bailadorenses es consustancial y se prolonga por efecto de la fe más allá de los confines de la individualidad. Por eso, hace bien el ayuntamiento al convocar a sesión para decirle al mundo que aquí están los hijos de Nuestra Señora de la Candelaria, unidos en el ideal cristiano, sin temores y con inmenso gozo, para reafirmar compromisos y para juntar esfuerzos en procura de aportar más a la felicidad del colectivo venezolano.
Y es que Bailadores es tierra de promisión y como tal riega sus tierras con el sudor de sus familias para producir buena parte de la alimentación de los venezolanos y para enseñar que el trabajo del campo es una actividad bendecida por el Dios de la Creación, por estar estrechamente vinculada a la conservación y sobrevivencia del ser humano.
Bailadores, además de centro de trabajo creador es comarca de paz y concordia, centro de irradiación de la fuerza de la familia y espacio abierto al culto de las artes, en todas sus manifestaciones. Es imposible no tener cultores del arte en este maravilloso paisaje montañero, de por si todo aliciente y estímulo.
Aquí podemos decir, con orgullo y arrogancia, que este si es un Municipio Autónomo dentro de la federación venezolana, porque su Producto Interno Bruto ha tenido crecimiento hasta en los tiempos de crisis nacional, no se aprecian los desniveles sociales de otras latitudes y el balance anual conlleva un superávit que influye en forma determinante en la economía de comunidades vecinas, como el Municipio Tovar. El producto per cápita es uno de los más altos del país.
Y eso no es un logro exclusivo de gobernantes y planificadores, de ninguno de los niveles del poder público. Tampoco es un efecto de la magia o de la casualidad. Se trata de un esfuerzo colectivo, valeroso y decidido, en el cual está presente la visión de grandeza de sus pobladores y el deseo de asumir con plenitud de conciencia la corresponsabilidad y solidaridad sociales. Estos dos, son hoy principios constitutivos de la nacionalidad venezolana.
Cobijada por montañas que dibujan bellas siluetas cambiantes durante el día con las radiaciones solares, esta comunidad municipal es un ejemplo de la mejor venezolanidad, esa que no vive de las glorias del pasado, que las tiene con amplia suficiencia y convicción libertaria, sino que todos los días proclama las grandezas de la divina creación y asume el reto de producir más para el bien común.
Hoy Bailadores ofrece signos de la mejor modernidad. Banca, comunicaciones, servicios de televisión y radio, el mejor rendimiento de sus hectáreas cultivadas, ganadería de altura, hotelería, actividad cultural y deportiva, un sacerdocio de compromiso solidario y, sobre todo, estudios superiores para la formación de miles de jóvenes, ajenos a la contaminación de la desidia y pereza de las grandes ciudades.
Distinguidas autoridades, familiares, invitados y amigos.
Me siento orgulloso de volver al recinto municipal. Mi padre, José Daniel, bailadorense de El Hato, estaría feliz en medio de ustedes. El llevaba con emoción el gentilicio. De niño, mis vacaciones se circunscribían a las diarias visitas a mis tíos Guerra Parra y al compartir con los primos. Con ellos aprendí que solo los seres humanos recios, honestos y laboriosos, de buena intención, son los que pueden empujar una sociedad hacia mejores derroteros.
Esos hombres y mujeres los tenemos por miles, renovándose con el dinamismo y florecer de nuevas generaciones, sin traumas y sin conflictos, y es lo que asegura la continuidad histórica y la pervivencia de los buenos modos de ser.
Al hablar a Ustedes, siento el deseo de proseguir y abundar en más detalles, particularmente de la historiografía, pero debo ser responsable en el uso de esta ilustre tribuna, en una corporación edilicia que al igual que las de Caracas, Mérida y Trujillo, proclamó la Independencia Nacional y luchó para consolidarla. De aquellos hechos surgieron las razones para que el Municipio lleve el nombre del militar emeritense Coronel Luis María Rivas Dávila.
La abnegación y compromiso independentista de los bailadorenses sirvió para que el primer gobierno autónomo de la Provincia de Mérida, la Junta Patriótica, le diera a la comunidad el honroso título de Villa, en 1811.
Hago mi expresión de fraternidad a todos los hijos de Nuestra Señora de la Candelaria, con un abrazo efusivo a Monseñor Luis Alfonso Márquez Molina, ilustre epíscope del Valle del Mocotíes que ha dejado el arzobispado emeritense en medio de los mayores elogios y adhesiones; a la honorable señora Doña Blanca Verny (Hortensia) Barillas Herrera de Moret, activa y abnegada devota que ha encabezado durante cuarenta y seis años la Cofradía de la Candelaria, y al Padre Edduar Molina García, muchacho canagüense de gran formación europea y viajero incansable, que es promesa del sacerdocio merideño y punto de apoyo para el desarrollo local.
Y cierro con una exhortación. Ustedes, munícipes y alcalde, tienen condiciones, recursos, razones, motivos y fuerza humana para hacer de Rivas Dávila el Municipio Modelo de Venezuela, orgullo de sus pobladores y ejemplo a seguir en toda la República Bolivariana de Venezuela.
Dispongan del innato talento de los bailadorenses, aquí residentes y avecindados en otras ciudades, utilicen la innovación y creatividad, busquen la unión de todos los sectores, promuevan la ciudadanía, la organización y la participación, y afinquen las metas en la corresponsabilidad constitucional para alcanzar el sitial deseado y bien merecido.
Vean sus cargos y posiciones como un servicio social y no como prebenda, sabiendo a la vez que la ilusión de trascendencia por el desempeño será el mayor regalo para sus esposas, sus hijos y todos sus familiares. Busquen que la historia los reconozca y no que los repruebe. Los retos del servicio público son fascinantes y gratificantes. Engrandecen la persona, alegran el existir y generan optimismo para superar nuevos retos.
Revestidos de honestidad y transparencia, la Patrona, tan española como bailadorense, isleña del Atlántico y montañera del Pacífico, bendecirá todas esas buenas intenciones.
Viva Nuestra Señora de la Candelaria.
Viva Bailadores.
Muchas gracias.
Nilson Guerra Zambrano
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Orador de Orden
Licenciado Nilson Humberto Guerra Zambrano
LA SABIDURÍA CONVERTIDA EN EPÓNIMO
Sesión Especial del Concejo Municipal de Tovar con motivo
del Sexagésimo Quinto Aniversario del Liceo ¨Félix Román Duque¨. Viernes 7 de Marzo de 2014.
La Ciudad del Espíritu Santo de La Grita, hoy con más de cuatro centurias de existencia, es la madre de estas tierras del valle intramontano donde nos encontramos y constituye el punto de apoyo para el establecimiento de los pueblos de Bailadores y Nuestra Señora de Regla, hoy Tovar.
En el primer siglo colonial la principal sede del gobierno del occidente venezolano estuvo en las casas gritenses donde funcionaron el ayuntamiento, el corregimiento y la gobernación, en diferentes años.
Las neblinosas calles vieron desfilar con frecuencia a funcionarios de la Corona Española, de alto nivel, tanto civiles de la Real Audiencia de Santafé de Bogotá, más tarde Virreinato, como eclesiales del Arzobispado neogranadino.
El cabildo gritense es uno de los más importantes del continente, tanto que muy temprano adquiere tierras y lleva a cabo un plan de venta de predios municipales a particulares, para fomentar la riqueza agropecuaria y asegurar espacios cultivables a los nativos.
Por eso, allí hay escuelas y conventos cuando apenas se acerca el final del siglo dieciséis, lo cual permite la formación de los futuros hombres honorables, alcaldes, regidores, escribanos, sacerdotes y maestros, dando paso a las artes y oficios, para que con los años La Grita sea un emporio de cultura, de tanta significación que recibe el nombre de La Atenas del Táchira, por emular la capital helénica.
Los siglos y la Guerra de la Independencia no envanecen la ciudad ni disminuyen el auge. Al contrario, páginas de especial valor histórico se escriben colocando el nombre de La Grita en doradas letras de honra y honor.
En esa ciudad de luz y saber, pletórica de historia colonial y republicana, nació el 27 de febrero de 1871 el niño Félix Román, hijo Julián Duque Contreras y Filomena Morales, de sangre española y ascendientes con varias generaciones en aquellas montañas, ahora venezolanas.
Como todos los niños, temprano es llevado a la pila bautismal de la Parroquia del Espíritu Santo, en aquel año regida por el Padre Santiago Sánchez, y en el regazo hogareño recibe las primeras enseñanzas de catolicidad y vida, a lo que se une el impulso formativo del ilustre educador Ramón Vera.
Por cierto, éste es el abuelo materno del político tovareño Rigoberto Henríquez Vera, parlamentario, diplomático y gobernador de nuestro estado Mérida.
De la mano de Ramón Vera llega al Colegio Sagrado Corazón de Jesús, una institución que aún persiste, fundada por el eminente sacerdote trujillano Jesús Manuel Jáuregui Moreno, para cursar su bachillerato y llevar adelante un plan integral de formación, cristiana, moral e intelectual.
Félix Román Duque Morales ingresa al colegio parroquial, entonces dependiente del Obispado de Mérida, donde gobernaba Monseñor Antonio Ramón Silva, siendo niño, con la convicción de que los estudios implicaban un compromiso existencial con la sociedad venezolana y especialmente con las comunidades más urgidas por estar aún en las tinieblas de la ignorancia.
Por ello, no perdió un solo día en actividades innecesarias o improductivas, sino que aprovechó hasta el último minuto para formarse en las más diversas áreas del conocimiento universal.
Es así como concluye sus estudios formales de bachillerato convertido en un maestro que habla y escribe latín, y avanza en otros idiomas, lo que se une a su proverbial responsabilidad y abnegación, para alcanzar la Secretaría del Colegio y la ayudantía del director Jáuregui Moreno.
Materias como Teología, Filosofía, Aritmética, Gramática, Historia Universal, Historia Sagrada, Geografía y Oratoria eran de su pleno dominio.
Convertido en un portento de sabiduría, sigue cursando estudios en otras asignaturas que se incorporan al pensum, es profesor y aparece en todas las listas de los jurados examinadores. Esto confirma la amplitud de conocimientos.
En los pasillos colegiales tiene amigos, compañeros de clase y discípulos. El Padre Jáuregui no se conforma con tener buenos profesores. Los actualiza y con ellos promueve las nuevas cátedras, lo que da lugar a una experiencia pedagógica sin antecedentes.
El alumnado se compone de un gran número de sacerdotes. De allí salen obispos como Miguel Antonio Mejía, deán de Mérida y titular en Guayana, y el legendario Monseñor Acacio Chacón Guerra, durante cuarenta años Arzobispo de Mérida y gran impulsor del desarrollo espiritual y material andino.
Salen civiles bien aquilatados en conocimientos como José Eleazar López Contreras, Presidente de la República; Diógenes Escalante, Canciller; Emilio Constantino Guerrero, eminente humanista; Gerónimo Maldonado, Gobernador de Carabobo; Angel María Duque, educador; y Antonio Rómulo Costa, hoy epónimo de uno de los municipios tachirenses.
De Tovar acuden Pablo Maldonado Nieto y Vicenzino Citraro, entre otros. El primero alcanza a ser Vicario de La Grita y Párroco de Nuestra Señora de Regla. El segundo honorable hombre de negocios.
En términos de comparación académica, el Colegio Sagrado Corazón de Jesús viene a ser una universidad eclesial, abierta a los seglares y civiles, y dentro de ella el ya bachiller Félix Román asume interinamente la rectoría, llegando a posiciones docentes al lado de sus maestros Vera y Jáuregui.
Es decir, un orgullo para la cultura gritense y un modelo de alumno y docente, difícil de encontrar en aquella vida venezolana del siglo diecinueve.
Los requerimientos educativos de los pueblos tachirenses recalan, por la vía de sus personeros, en las aulas gritenses y el Padre Jáuregui accede a la propuesta que le hacen a Duque en San José de Bolívar, para fundar escuela, por lo cual se desprende temporalmente de tan valioso educador.
Al regresar a La Grita, cumplido el objetivo, dirige la escuela de educación primaria del Colegio Sagrado Corazón de Jesús, alternando en varios años con clases en otros tres institutos locales (Escuelas de niñas, de Paulina Rubio y Virgen del Carmen), con enseñanza en Rubio (Escuela Municipal y Compañía Instruccionista), con la promoción de la prensa semanal y con el ejercicio de la función ejecutiva en el Concejo Municipal, hasta que acepta ir al pueblo de San Simón a dirigir la escuela federal.
Transcurren dos años en el vecino y grato pueblo sansimonense. Allí ocurre el encuentro de Duque con el sacerdote zedeño Ramón de Jesús Angulo, compañero del colegio de La Grita, quien termina por convencerlo para que sea el profesor de un colegio proyectado como una empresa privada, sin fines de lucro, para formar a los numerosos muchachos de las familias productoras del campo y comerciantes de la localidad.
Es así como surge el Colegio Santo Tomás de Aquino, más tarde Instituto Duque, en aquella pequeña localidad de cien casas y cerca de quinientos habitantes. Las labores se inician el dos de mayo de 1911, al amparo de pudientes familias como Adriani Mazzei, Carrero, Salas y Márquez. Once alumnos conforman una breve y calificada matrícula. Cuatro son Adriani, dos Carrero, dos Salas, dos Márquez y uno Rangel.
Los programas educativos nacionales ya son conocidos por el Bachiller Duque. La legislación no impide que el concepto pedagógico propio se implemente y es así como surge el aula ambulante, con clases a las orillas del riachuelo Murmuquena, en los bosques de La Varita, ante los petroglifos del camino que sube al cerro La Cuchilla, en las cercanías de Santa Bárbara, en Morro Negro para ver el horizonte lacustre y las nieves perpetuas de la sierra emeritense, y en el propio templo de Nuestra Señora de Las Mercedes.
El Bachiller Duque revisa los caminos y plantaciones, para encontrar minerales, identificar suelos y capas geológicas, y experimentar medicina natural con hierbas y raíces, todo lo cual enseña a sus alumnos y aplica a numerosas personas de manera gratuita.
Su actividad es intensa. Los comerciantes utilizan sus conocimientos para acercarse a la moderna contabilidad, en libros, las lecturas no cesan, atiende alumnos fuera del horario de clases, dialoga con los hombres notables, escribe en la prensa, dibuja al creyón, ejercita la escultura, hace vida en el centro social, promueve las fiestas patrias, especialmente los centenarios de la Independencia y del fallecimiento del Libertador Simón Bolívar. Atribuyó especial significado al Día del Árbol como una fiesta de importancia social, moral y económica.
Solo metros separaban su casa de la del acreditado comerciante y agricultor italiano Don José Adriani, cuyas inversiones de fines del siglo pasado ya han fructificado y se han expandido. Se hace contertulio de tan respetado personaje. Este recibe prensa italiana, enviada por correo marítimo hasta Maracaibo, por via lacustre hasta Santa Bárbara y por tierra a la nueva Murmuquena. Siendo conocedor del idioma itálico, Duque hace un apropiado seguimiento de la Primera Guerra Mundial.
En esas tertulias temprano aparece Alberto Rómulo Adriani Mazzei, hijo de Don José, brillante alumno de Félix Román Duque que con esmero se nutre del sabio gritense para aprender idiomas, geografía y geopolítica, alcanzando una madurez tal que a los dieciséis años escribe un programa de gobierno para aquel ruralizado país.
Adriani, el primer economista nacional, es el fundador del Ministerio de Agricultura de Venezuela, en tiempos del Presidente López Contreras, y luego ejerció el despacho de hacienda. Murió tempranamente, cuando se pensaba sería un progresista Presidente de la Nación. Se le conceptúa como el estadista venezolano del siglo veinte.
Duque enseña oficios útiles a todos los interesados, de manera gratuita. Los primeros zapateros zedeños surgen de su casa, al igual que carpinteros, albañiles y sastres.
No se aleja de la enseñanza, pero le alcanza el tiempo para inmiscuirse en los asuntos del gobierno local, a través de la Junta de Fomento. Desde allí emprende, con otros virtuosos ciudadanos, la construcción del acueducto, con apoyo del gobierno estadal, mediante ejecución directa, en un ensayo de descentralización administrativa para entonces inédito. Interesante de estudiar.
Siempre vinculado a La Grita, y con vasta experiencia pública, fue elegido diputado al parlamento tachirense, donde impulsó el mayor homenaje que se le ha rendido a su maestro Jesús Manuel Jáuregui, al darle al distrito grande del norte y este del Táchira su nombre, en manifestación de orgullosa gratitud.
Es oportuno destacar su matrimonio, en Zea, el 25 de septiembre de 1912, con la señorita Ana Teresa Sánchez Martínez, de cuya unión nacieron los distinguidos venezolanos José Román, Julio Emiro, Néstor Alirio, María Teresa y Silvio Ivo.
El primero, José Román, presidió durante cuatro períodos la Corte Suprema de Justicia y un hijo suyo, nieto de Don Félix Román, Román José, fue magistrado de ese máximo tribunal, presidente de una academia nacional y hoy máximo directivo de la Fundación Alberto Adriani.
HERENCIA EDUCATIVA
Félix Román Duque concibió la enseñanza como un servicio a la sociedad, como apostolado en el sentido cristiano de la palabra y como una elevada responsabilidad, para la cual consideró necesario una constante, amplia y bien planeada formación.
Predicó con el ejemplo, sin hacer de la profesión docente una labor solo para ganar dinero. Un solo ejemplo puede ilustrarnos. Cuatro décadas más tarde de su inicio como educador no le alcanzaban los ingresos para enviar su hijo mayor a cursar el bachillerato en Mérida. Afortunadamente, José Román había sido formado en la educación para el trabajo, en la disciplina y el orden, junto a la cuidadosa caligrafía, todo lo cual le abrió el camino laboral.
Al lado de las lecciones científicas y humanísticas, inculcó a sus alumnos preocupación por el prójimo y la sociedad, enseñó moralidad y civismo, destacó la grandeza de alma de la mujer, exhaltó el trabajo para incidir en el bienestar colectivo, sus análisis y reflexiones le llevaron a tener un manual propio sobre la importancia de la familia y la patria, destacando que la paz y la convivencia eran signos de las naciones adelantadas y se aprendían desde el seno hogareño.
Creyó en la educación para todos, sin separaciones o discriminaciones, por lo que sus lecciones eran regias y doctorales, en un contexto social específico, y sencillas y demostrativas para lograr que muchos niños y jóvenes ingresaran de manera útil en el trabajo creador.
Cuando recibió la Medalla de Oro al Mérito Educativo (02.05.1926) se sintió honrado. Era el premió a la sabiduría, desplegada con modestia, bondad, serenidad, convicción, fe y serenidad. El maestro justificó el reconocimiento por la calidad y desempeño de sus alumnos. Especialmente orgulloso se sintió de su discípulo Alberto Adriani, quien en una sentida carta escrita en Londres el diez de junio de 1926 le señaló:
¨ En lo poco que he podido hacer y en la obra que pueda reservarme el futuro, deberé mucho a los años de adolescencia y de primera juventud, que pasé en su Instituto, y que son los que verdaderamente cuentan en la formación moral e intelectual".
"Lo bueno que pueda haber en mis ideas y en mi conducta deben mucho a la noble inspiración moral de su enseñanza".
Señor Presidente Municipal
Honorables concejales
Es un gran acierto que ustedes hayan venido a sesionar en este recinto académico. La decisión les honra por los méritos institucionales del plantel y por la grandeza del epónimo.
El mismo Concejo Municipal que ustedes conforman distinguió a Félix Román Duque, en vida, declarándolo Ciudadano Meritorio del entonces Distrito Tovar.
Profesores, personal administrativo y obrero
Alumnos
Señoras y Señores
Como ex alumno del Liceo Félix Román Duque siento inmenso orgullo al venir a celebrar esta importante fecha entre Ustedes. La historia del plantel incluye a centenares de profesores y miles de alumnos. Sin olvidar empleados y obreros. Todos somos parte de ella. Todos debemos gratitud y lealtad.
Por eso, hoy hacemos elogio a quienes promovieron gestiones para lograr su creación, a los directores y personal docente, empleados, obreros y estudiantes, y hacemos oración por los compañeros estudiantes fallecidos trágicamente en febrero de 1973, cuando el paseo recreativo del Día de la Juventud tornó en luto colectivo a la ciudad.
La incidencia del Liceo felixduquense en nuestra sociedad tovareña es muy grande. Alumnos de muchos lugares del país, están esparcidos como profesionales dentro y fuera de Venezuela. Los hay sacerdotes, militares de alto rango y baja graduación, ingenieros, economistas, abogados, geógrafos, educadores, contadores, administradores, médicos, odontólogos, en fin, de todas las áreas laborales.
Familias de los pueblos del sur merideño, de Bailadores, Zea, Santa Cruz de Mora, del Sur del Lago y de la vecindad tachirense recalaron en Tovar para asegurar la educación de sus hijos, a sabiendas de contar con esta ilustre institución.
Tengo palabras de elogio y sentida gratitud para quienes fueron mis formadores en estas aulas. Esteban Ramón Quintero, Arístides Molina, Denis Terán Peñaloza, Haidée Villamizar de Sánchez, Graciano Molina Alviárez, Arturo Espinoza, Angel Rafael Rodríguez, Alfirio Méndez Arellano, Elvigia Lobo, Alí Hernández Paredes, Alfonso Aragón, Presbítero José Contreras Pulido, José Gabriel Moret Blanco, Débora Mora, Luis Villanueva y el bien recordado Bachiller Luis Altuve Valbuena.
Cierro mis palabras con una sentida expresión de regocijo y admiración por aquellos alumnos que regresaron convertidos en educadores, en buenos docentes y guías de juventud. Uno de ellos es mi compañero de clases y amigo Licenciado Juan Carlos González, homenajeado en este acto.
Juan Carlos sienta mucha alegría de seguir los pasos de nuestro ilustre epónimo, el sabio Félix Román Duque.
Muchas gracias
Lic. Nilson Guerra Zambrano
Trigésimo primer aniversario municipal de Guaraque
Discurso de Orden del Licenciado Nilson Guerra Zambrano durante Sesión Especial del Concejo Municipal de Guaraque, con motivo del trigésimo primer aniversario de la autonomía municipal. 20/12/2016
Hoy es un día de especial significación en la vida local. Nos reunimos en asamblea de ciudadanos, residentes y visitantes, en medio de la solemnidad del protocolo edilicio, para recordar el trigésimo primer aniversario de la autonomía municipal. El acto legislativo de la Asamblea de Mérida marcó el inicio de un nuevo tiempo, implicó un reto para la dirigencia social y afincó sobre mejores bases la aspiración colectiva de una vida mejor.
En adelante, Guaraque no es pueblo de remota ubicación y ajena dependencia, sino que se iguala con sus hermanas menores de Tovar y Bailadores, en cuanto a tener gobierno propio, mandatarios de elección libre y directa, y plan administrativo para ejecutar el presupuesto constitucional e invertir los recursos propios.
Inocentes Rodríguez y Rósmel Sánchez Noguera, socialcristianos como la mayoría política histórica, son los primeros alcaldes, luego asume Carlos Alí Guerrero, de las huestes de la nueva fuerza nacional, denominada Quinta República, y en la actualidad desempeña la función Félix Orlán Rosales, encumbrado por las fuerzas unidas de la oposición democrática.
El nuevo municipio ha visto crecer la población general, el estudiantado, las comunicaciones, las hectáreas cultivadas, la producción, la riqueza y, sobre todo, el entusiasmo de sus habitantes para seguir siendo una fuerza económica determinante en el Estado Mérida. Estos nuevos tiempos también han coincidido con las ordenaciones sacerdotales, de mayor número que en todas las épocas anteriores. Un orgullo para hogares y ciudadanía.
La conmemoración autonómica tiene la feliz circunstancia de que un hijo de la tierra, específicamente de la aldea Cañutales, el abogado y profesor universitario Nemesio Rujano Verde vino con esposa, hijos y nietos para presentar su primer libro, conformado por numerosas anécdotas y narraciones de su vida, con un cariñoso énfasis en sus años infantiles y de la mocedad en estas montañas y páramos.
Rujano Verde expresa su adhesión a la guaraqueñidad, para reforzarla y elevar la estima de sus habitantes, dejando con su decurso vital un ejemplo y a la vez lección, porque se puede triunfar aun cuando se nazca en un lejano sitio y se aprenda a leer y escribir a los dieciocho años. Una real desventaja para ir a una ciudad, pero también un desafío que el autor supo enfrentar con valentía de guaraquense y con intuición de campesino sereno.
Soy amigo de Guaraque desde mis años de estudiante de bachillerato (1971 - 1975). Venía una vez al mes, desde Tovar como incipiente periodista, para saber de sus noticias y acontecimientos. En aquellos años me recibía con afabilidad el pregonereño Braulio Vergara Méndez, presidente de la Junta Comunal y líder de los copeyanos. Hombre de méritos que sufrió persecuciones en el trienio que vino luego de la abrupta salida del Presidente Isaías Medina Angarita, en 1945. Solía estar acompañado del Prefecto Francisco "Pancho" Rodríguez y del compañero de junta Francisco Amenodoro Carrero, a quien citaba como Lolo. En algún momento conocí a Jacinto Rodríguez y Clímaco Carrero, benefactores de la parroquia eclesiástica de Nuestra Señora de Santa Bárbara.
He venido a presentar a Ustedes algunos elementos historiales de la etapa colonial guaraquense y otros del siglo pasado. Estos últimos constituyen lo que podría llamar la etapa contemporánea. Ambos resultan de especial interés por las históricas novedades que contienen.
La tierra guaraquense posee historia, identidad y perfil propios, distintos a los de ciudades y pueblos del Estado Mérida, con la feliz circunstancia de ser una de las comunidades ancestrales más antiguas del occidente venezolano. Es probable que su antigüedad supere los cinco siglos, pero para afirmarlo no tenemos fuentes documentales a la mano.
En ese sentido, he dedicado tiempo a la búsqueda de esos papeles históricos que puedan probar la existencia del viejo Guaraque en los siglos dieciséis y diecisiete, gracias al denodado interés de la rama legislativa del Gobierno Municipal, bajo la Presidencia de Manuel María Rujano.
Los documentos historiales de Guaraque correspondientes a la etapa colonial, en su mayor parte, se encuentran en versión original, en el Archivo General de Indias, en Sevilla (España), por haber sido remitidos a la sede real hispana desde la Real Audiencia y Cancillería (alto tribunal con funciones administrativas) y Virreinato de Santafé de Bogotá, en diferentes años.
El Archivo General de la Nación, en Caracas, conserva una importante colección bajo el nombre Los Andes, conformada por transcripciones hechas por el Hermano Nectario María, miembro de la congregación católica lasallista que dedicó años a copiar los viejos papeles relacionados con Venezuela, en el repositorio hispano, utilizando máquina de escribir o de teclas. Todo lo hizo con mucho esmero y precisión.
En esa importante obra del acucioso investigador y paleógrafo se incluye, entre otras, la visita del Oidor (o juez) de la Real Audiencia de Santafé de Bogotá Licenciado Diego de Baños y Sotomayor, entre 1655 y 1663, a la geografía oriental del territorio de Nueva Granada, futuro Virreinato desde 1717, dentro del cual estaban las ciudades del Espíritu Santo de La Grita y Santiago de Mérida, y pueblos de indios como Bailadores y Benegara, entre otros.
Dentro de Bailadores (o los bailadores) se encontraban las comunidades de Mocotíes y Guaraque, visitadas por Baños. Su presencia nos permite un detallado conocimiento de las parcialidades indígenas, gracias a que los escribanos (secretarios o notarios) guardaron los detalles de los pobladores, uno a uno, y en cada oportunidad se hizo juicio breve (sumaria secreta) de los encomenderos, por sus procedimientos y actuaciones en contra de los pobladores encomendados.
La detenida y exhaustiva lectura y revisión, cotejando fechas y nombres, hecha en el Archivo General de la Nación, desde mayo hasta agosto de 2014, por encargo del Concejo Municipal de Guaraque, de sesenta tomos, con el consiguiente copiado a mano y luego transcripción textual de cinco grandes documentos, nos permite arrojar luces sobre la antigua comunidad guaraquense, de manera positiva aunque parcial.
Los documentos sobre la visita del Oidor Baños a los indios guaraques, que no ocurrió en Guaraque, sino en lo que hoy es Tovar, a donde fueron llevados los pobladores con su encomendero el seis de mayo de 1657, revela interesantes detalles. El empadronamiento se cumplió con la presencia de un sacerdote y de funcionarios del Ayuntamiento (hoy Concejo Municipal) de La Grita, en aquellos años la ciudad más importante del ande venezolano. Asistió y firmó el documento el Padre franciscano Bernardino de Campos, Guardián del convento gritense. También el Capitán Pablo Meneses Toledo, protector general de indios, el corregidor Toribio de Hevia y como testigo el encomendero Francisco de Escalante.
Ese día tiene lugar la primera expresión de ejercicio democrático y soberano de los guaraquenses. Eligen por aclamación al joven Andrés, de diecisiete años, como cacique, ratifican a Esteban, de veintidós años, como capitán y a Gabriel, de cincuenta años, como gobernador. Andrés era nieto del anterior cacique. Entre las funciones del capitán destacaban la convocatoria y recolección de los pobladores, y ayudar al cacique. Esteban y Gabriel tenían esposas: Victoria de quince años y Teresa, de cuarenta y cuatro, respectivamente.
Quedo claro que existía un modelo de autoridad y gobierno propio.
El censo arrojó la presencia de ciento cuarenta y ocho personas, entre mayores y menores. El listado señala en primer lugar al cacique, luego treinta y un indios útiles o tributarios (que pagaban impuestos a la Corona Española), cuatro reservados, setenta y nueve de la chusma (niños, mujeres y discapacitados) y treinta y tres solteros y huérfanos. Están todos los nombres, sin apellidos. El más frecuente es Baltazar, con cinco menciones.
Tenían iglesia de bahareque con techo de paja, imágenes y ornamentos. Contaron, hasta fines de 1656, con el adoctrinamiento del sacerdote franciscano Pedro Millán, quien falleció luego de acompañarlos por varios años. Esta ausencia los obligó a recorrer kilómetros hasta las afueras de Bailadores para escuchar misa en la capilla del Padre Bartolomé Carrero de Escalante.
Presencia de doctrineros del Convento Franciscano de La Grita, intromisión de otros encomenderos, traslado de indios, falta de pagos, son algunos de los asuntos que se nos revelan los documentos de la Sumaria Secreta o juicio, celebrado el día siete de mayo del mismo año 1657. En este procedimiento rápido los indios expusieron sus quejas y reclamos.
Queda indicado que hablaban una lengua distinta a la española, por lo que actúan como traductores Cristóbal y Agustín, de cuarenta y cuarenta y cinco años, respectivamente, miembros de la comunidad. El Oidor Real dispuso en La Grita pena de multa (cuarenta pesos a ocho reales) al encomendero guaraquense Salvador Fernández de Rojas, por no haber gestionado la asignación de sacerdote a la doctrina, por haber ocupado seis indios fuera del pueblo, a dos leguas, por no haber protegido las siembras del daño del ganado y por haber violado las reales cédulas que prohibían el servicio personal. La sentencia se dictó el trece de mayo del mismo año de 1657. Canceló el día dieciséis.
Otras sanciones recayeron en Diego Nevado (mayordomo de Alonso de Contreras), Cristóbal Nieto, Gaspar de Contreras y Diego de Escalante, porque sus animales afectaron cultivos de los nativos y no fueron reparados los daños. Alonso de Contreras había sido corregidor de indios y en su defensa presentó opinión del Gobernador guaraquense Gabriel.
Igualmente aparecen los detalles del mecanismo de protección de los indios, fijación de estipendios y la venta de tierras a Salvador Fernández de Rojas en Mocotíes, hoy Tovar por veinticuatro patacones pagaderos en un año ante el Juez de Cobranzas Reales. En aquel citado año poseían tierras de cultivo en Guaraque Juan Bautista Osorio Rujano, Alonso Contreras y el Presbítero Bartolomé Carrero de Escalante, y estancias de ganado Gaspar Contreras, Cristóbal Nieto, Diego de Escalante y Gonzalo Mejía. Los cultivos conocidos eran de maíz, trigo, yuca y plátanos. Los otros encomenderos dentro del llamado "pueblo de los bailadores" eran Francisco de Escalante, Luis Soga Lovera, Teresa de Castilla, Gonzalo Mejía, Alonso de Contreras, Benito Vásquez Hermoso y Francisco Guerrero Librillos.
Lo más importante, con ribetes de relevancia, es haber ubicado el título general de cuatro encomiendas distintas de Fernández de Rojas, dado en Mérida el 24 de Abril de 1653, por el Capitán General y Gobernador (de Mérida San José y Espíritu Santo de La Grita) Juan Bravo de Acuña. Fernández era nativo de esa ciudad e hijo del alcalde ordinario Juan Fernández de Rojas y de su esposa Leonor Rangel. Las encomiendas eran Guaraque, Benegaras, Manatetas y Borriqueros, dadas por dos generaciones. A su muerte heredaba el hijo mayor o legítimo sucesor.
Este documento, presentado por Fernández al Oidor Baños en La Grita el quince de mayo de 1657, nos permite descartar la fecha de firma de la concesión o título como la fundacional de Guaraque, dada la circunstancia de que solo se trata del día en que se firmó la merced o gracia, es decir la asignación de la encomienda, que estaba vaca (vacante) por el fallecimiento del titular Juan Goire de Salazar.
Los trámites de entonces obligaban a pagar un impuesto, tomar posesión y gestionar ante el Reino de España (Su Majestad) el título definitivo. Para posesionarse se hacía una previa solicitud por sí mismo o mediante apoderado.
Queda pendiente ubicar la aprobación de Salvador Fernández de Rojas para instalarse como encomendero, asunto imposible de hacerse el mismo día de la emisión del título, por razones de distancia, de tiempo y de no constar prueba documental alguna, y los hechos que rodearon la vacancia de la encomienda, y si más adelante el propio Fernández llevó a cabo un acto fundacional.
Las características de la personalidad de Fernández, tomadas de los textos escritos en el título, no hacen pensar que llevó a cabo un acto protocolar o de instalación del pueblo, pero esto pudo ocurrir con la presencia de Juan Goire de Salazar, dado el hecho de que era un hombre de mayor experiencia y en su hoja de vida destaca el ejercicio de la Alcaldía de su natal Villa de Leiva, en Boyacá, entonces Nueva Granada y hoy Colombia.
Un año, un mes y una semana antes de la emisión del título a Fernández de Rojas había muerto Goire de Salazar, en Villa de Leiva el 31 de mayo de1652. Era hijo del Capitán neogranadino Juan Pérez de Salazar y de la gritense María Magdalena de Velazco y Silva. La fecha luctuosa permite pensar que su encomienda data de al menos diez años antes (1642), ya que generalmente se otorgaban por dos vidas (generaciones). Otra encomienda suya, en Sáchica (al oeste de Tunja) fue asumida por su hijo Pedro de Salazar.
En consecuencia, es necesario continuar la investigación para buscar el origen de la encomienda de Goire de Salazar, su desempeño, la probable formación del pueblo, su desempeño y su regreso a la tierra natal.
Aún quedan por revisar otros tomos de transcripciones, en el Archivo General de la Nación, e igualmente es conveniente orientar acciones hacia el Archivo Histórico de La Grita (Registro Principal del Estado Táchira), donde ubiqué un interesante documento de 1824, un censo donde se citan los 258 habitantes de Guaraque. No se descarta la posibilidad de investigar en el Archivo Nacional de Colombia, importante repositorio colonial, y en el Archivo General de Indias, en Sevilla. En este último podría estar el documento fundacional de esta laboriosa comunidad.
Hasta aquí las novedosas incidencias coloniales. Paso ahora a tratar sobre lo reciente, visto mediante la revisión pormenorizada del primer diario de la sierra merideña, órgano oficial del Arzobispado.
La colección de periódicos del Estado Mérida, en la Hemeroteca Nacional, conserva miles de ejemplares del diario católico "El Vigilante". Es un tesoro periodístico porque se puede hacer un seguimiento detallado de los acontecimientos estadales y nacionales de primera importancia, al igual que de asuntos de difícil olvido como la Segunda Guerra Europea o Mundial y el Bogotazo, de 1948.
Se puede entender la historia política merideña si revisamos día a día las noticias y comentarios, básicos para entender el liderazgo bien soportado del socialcristianismo en aquellos años iniciales de la vida democrática, el espíritu hegemónico de la social democracia, proveniente del pensamiento comunista, y el soporte social del Arzobispado regido por el Ilustre Monseñor Acacio Chacón Guerra.
Guaraque, entonces un municipio (luego se le llamaría foráneo) del Distrito Rivas Dávila, aún sin carretera, destaca por su notable presencia en informaciones, noticias, comentarios, etc., de una manera tal que ha valido la pena hacer recopilación, con la cual nos ponemos en conocimiento de una parte de lo que podríamos llamar "la historia contemporánea".
Se hace periodismo en Guaraque, sin tener imprenta o periódico como Tovar. No obstante, hay años en los que la guaraqueñidad tiene más presencia en "El Vigilante" que la tovareñidad. Resalta como primer corresponsal y a la vez agente el señor J. Venancio Quintero, cuyo decurso vital debemos indagarlo más adelante como pionero de la comunicación social, mientras los sacerdotes Silvestre Pernía, Manuel Taciano Barillas, Amenodoro Garí Gutiérrez y Vicente Alarcón son los conductores de una entusiasta feligresía cuyas manifestaciones públicas son relevante noticia.
Las notas sociales revelan una especial consideración y aprecio por las familias guaraquenses, cuyo desfile por la capital merideña es constante. No hay semana en que no se citen damas y caballeros que arriban a la ciudad serrana.
El análisis periodístico deja ver un estilo sencillo y ameno, sin lujos literarios y sin fotos, pudiéndose apreciar aportes de otros escritores o colaboradores, y mostrando que los envíos a Mérida se hacen con inmediatez, lo que no ocurre con la inserción de esos materiales, que se hace días después.
Las noticias de ese ayer contemporáneo hoy podríamos calificarlas de actuales, es decir pertinentes para ser difundidas, porque relatan la creación de escuelas, visitas del Presidente del Estado o Gobernador, creación de Caja Rural, informe de la Junta de Fomento (luego llamada Comunal), inauguración del acueducto y telégrafo, fiesta patronal, ampliación del camino a San Francisco, misiones y visitas pastorales, primer sacerdote nativo, quema de un puente de madera sobre el río Huesca, primera misa en Rio Negro Arriba, entre otras.
En el orden político hay un hito histórico fundamental: la creación del Partido Unión Federal Republicana, liderado por el ex gobernador lopecista Hugo Parra Pérez, antecedente del Partido Socialcristiano Copei. En Guaraque sus dirigentes fueron atacados duramente por funcionarios del gobierno de facto de Rómulo Betancourt (1945 - 1948) y agredidos con motivo de las elecciones que ganó el escritor caraqueño Rómulo Gallegos.
Un hecho de singular importancia es la ordenación sacerdotal del guaraquense Jesús Manuel Maggiorani Lobo, formado en la Universidad de Chile y Seminario San Buenaventura de Mérida, hecho que tuvo lugar en la Catedral de la Inmaculada el diecinueve de abril de 1943. Su carrera eclesial es vertiginosa. Pronto es el Director de "El Vigilante" y Secretario en visitas del Arzobispo Chacón Guerra hasta ser el sub secretario de cámara y notario.
Debidamente autorizado, debuta en la arena política para defender la Doctrina Social de la Iglesia Católica. En las elecciones municipales de mayo de 1948 encabezó la plancha del Partido Unión Federal Republicana en el Distrito Libertador. Ganaron con facilidad. Ocupó la Vice Presidencia del ilustre cabildo emeritense.
En conclusión, Guaraque ocupa un lugar importante en el periodismo merideño como centro de noticias. La recopilación que hoy posee el Concejo Municipal nos permite conocer una interesante etapa de la vida local, que podrá ser ampliada próximamente.
Apreciados amigos.
Venir a compartir con ustedes es un motivo de legítima complacencia. Este municipio tiene gran significación histórica y económica en nuestra entidad federal. Es uno de los de mayor ingreso per cápita. Su gente ha impulsado numerosas empresas en todo el país. Un hogar guaraquense es una escuela de buenos ciudadanos y ejemplares católicos. Con mi alegría por esta grata sesión y la condecoración que me han conferido, quiero exhortarles a que sigan preservando los espacios naturales montañeros, donde no hay erosión ni contaminación, y que promuevan iniciativas para incrementar las visitas turísticas a tan maravillosos parajes, únicos en Venezuela.
Estoy seguro de que las universidades establecidas en el Estado Mérida contribuirán para la formulación de proyectos eco-turísticos y que inversionistas locales podrán aumentar la capacidad de recepción con nuevas posadas, servicios de transporte, sitios web de información, publicaciones impresas y puestos de alimentación.
Muchas gracias.
CIUDADANOS PARA UNA NUEVA Y MEJOR SOCIEDAD VENEZOLANA
Discurso en acto de graduación de la primera cohorte del Programa Nacional de Construcción de Ciudadanía, auspiciado por Fundación Alberto Adriani, Instituto Universitario de Tecnología Superior de Oriente (Iutso) y Organización Anzoátegui Plural. Museo Dimitros Lemu. Lechería, Municipio Urbaneja, 12 de agosto de 2017.
Siento especial complacencia al reunirme con Ustedes para celebrar la conclusión de las actividades académicas del Programa Experimental de Construcción de Ciudadanía, concebido bajo dos premisas fundamentales y de gran alcance: Reto Nacional y Cohesión Social.
Hace un año comenzó este compromiso institucional, bajo el auspicio de Fundación Alberto Adriani, Instituto Universitario de Tecnología Superior de Oriente y Organización Anzoátegui Plural), mediante la firma de un convenio de cooperación, cuyos frutos son evidentes y provocan el regocijo de la comunidad anzoatiguense.
Construcción de Ciudadanía es una de las necesidades de cualquier sociedad democrática porque viene a ser la base intelectual, operativa y funcional de quienes conforman una nación, país o república: sus habitantes. Coincidimos en que ciudadanía, como meta, es una condición positiva de la persona humana que la convierte en sujeto que sabe convivir bajo el imperio de la ley, de la integración, la unidad, la solidaridad y la responsabilidad consciente, creciente y compartida.
En el pasado se hablaba de ciudadanos como el calificativo constitucional a los seres humanos, a la hora del trato interpersonal, en los documentos y desde el lado de los funcionarios públicos. Se procuraba que las distinciones nobiliarias, profesionales o de posiciones públicas y rangos (eclesial o militar) no creasen separaciones. En otras latitudes se ha prescrito que ciudadanos son las personas que disponen de una determinada nacionalidad, separándolos de los extranjeros. Es decir, se es ciudadano argentino, chileno o salvadoreño, etc. y se ejerce dentro del país esa ciudadanía, con los privilegios que constitucionalmente le son inherentes.
Aquí entendemos la ciudadanía como estado de conciencia que nos lleva a ser protagonistas de nuestro propio destino, gracias al ejercicio de deberes y derechos inalienables e imprescriptibles que constituyen una dupla sin separación. Es decir, del cumplimiento de los deberes surge la existencia de los derechos. Sin los primeros no hay los segundos, porque se trata de aportes (individuales y sociales) para que unos y otros puedan ser posibles. Por un momento, imaginemos una sociedad donde los deberes no se cumplen y solo se exigen los derechos. Es inviable, no hay perspectivas de futuro armónico porque los deberes consolidan los derechos y es entonces cuando se puede hablar de la progresividad de unos y otros, es decir su aumento o acrecentamiento, como beneficios del colectivo social, mediante la ley.
Ahora bien, aunque pueda resultar fácil la comprensión, a primera vista, no podemos contentarnos con saberlo, y podría existir gente que no lo comprenda, por lo que se necesita de instituciones que enseñen, promuevan y difundan qué es ciudadanía, sus elementos constitutivos, su importancia en la sociedad, sus implicaciones sociales y personales, su aplicación concreta y específica, y la incidencia de su buen ejercicio en la calidad de vida global.
Pues bien, ese papel forjador de ciudadanía, mediante la enseñanza, con participantes voluntarios, con educadores sin beneficios laborales o recompensas económicas, ha sido asumido por la tríada institucional que hemos indicado antes, en respuesta a una demanda venezolana de tener personas convencidas de que otra sociedad es posible y que esa posibilidad hay que gestarla desde la perspectiva individual con visión integradora, unitaria y amplia.
La enseñanza de ciudadanía nos ha llevado a Barcelona, Anaco, Aragua de Barcelona y Onoto. Hemos encontrado entusiastas participantes que se identifican como miembros de organizaciones sociales, independientes y miembros de partidos políticos, lo cual hace que no existan separaciones, segregaciones o preferencias. Estamos persuadidos de que todos los venezolanos deben ser ciudadanos y no un sector de la población. Sería ingenuo pensar lo contrario.
Al asumir que otra sociedad es posible, también concluimos en que no es tarde para comenzar este empeño nacionalista. Temprano era en el inicio de la nacionalidad, en el siglo diecinueve, pero desafortunadamente los llamados padres de la patria no tenían vocación ni espíritu cívico y para peor resultado sus panegiristas los exaltaron como autores de una epopeya que nunca existió, con lo cual se alimentó un imaginario colectivo que sigue siendo rémora para el cambio y el modernismo.
Ese imaginario ha mantenido por años la ilusión de armonía por haberse llegado a creer que la riqueza energética alcanza para dar a todos una cuota, que no es necesario un esfuerzo colectivo para forjar un futuro distinto y porque, en definitiva, la democracia, al requerir el voto electoral para subsistir está obligada a dar beneficios y satisfacciones, aunque los beneficiarios y recipiendarios no tengan en sus mentes la idea y el compromiso de aportar para conservar o acrecentar la fuente de recursos, y para trabajar en procura de mantener sano el sistema democrático de vida.
Si esos padres de la patria, muchos de los cuales no forjaban patria, por no estar conscientes de ello, sino que acudían a un empleo como cualquier otro (a futuro compensado con tierras), hubiesen sido otros seres llenos de luces y sabiduría habrían echado las bases para que hoy viviésemos en una potencia internacional.
Nos legaron la enseñanza de la inconformidad ante todo, sin motivos ni razones, la permanente disidencia, "bochinche" e indisciplina, la ausencia de integración territorial, de unidad nacional, de identidad como país, en fin, nunca supieron que era necesario sembrar ciudadanía para enriquecer el espíritu de renovación, de transformación, de cambio, de superación, de retos grandes, en busca de la grandeza nacional en el concierto de las naciones. De aquellos instantes genésicos de una venezolanidad que aún debemos forjar no hubo herencia de ciudadanía.
Hace ochenta años el economista y estadista andino Alberto Adriani decía que todo estaba por hacer, cuando se iniciaba la incipiente democracia post gomecista. Se refería a lo material y cultural. Hoy podemos afirmar que aún está pendiente de superar la asignatura de ciudadanía, pero que no es tarde y menos postergable su aprobación, porque se trata de un inmenso Reto Nacional.
Los venezolanos del ahora vivimos en medio de las naturales inseguridades y desconfianzas de tiempos signados por la incertidumbre, lo cual imposibilita una cabal comprensión y por consiguiente se dificultan las grandes definiciones en torno a los necesario para revertir la situación. El cambio es posible y necesario. No podemos mantenernos en angustia permanente, en desapego a la ley, a laética y a la moral.
El reto consiste es hacer que cada uno de los venezolanos ejerza una ciudadanía responsable y comprometida con la sociedad. Que estemos insertos como seres activos y dinámicos en un plan nacional de grandes dimensiones humanas, sociales, culturales, de modernidad, de riqueza útil y de proyección internacional, como nunca lo hemos tenido.
Debemos innovar sin copiar modelos fallidos de nuestro pasado o del pasado de otros lugares. Recientes son los malos ejemplos de la democracia asediada por la demagogia y la corrupción, de la irresponsable anti - política, del populismo empírico, de la improvisación administrativa a todo nivel, del reparto del botín electoral, del nuevo patrón económico impuesto por la delincuencia multisectorial y del estado de sitio a que nos ha llevado la inseguridad de las personas y los bienes.
Todos esos defectos, devastadores del ánimo y alentadores de una nueva cultura general, signada por el egoísmo, el individualismo, el hedonismo, el conformismo y la pereza mental, son los enemigos de la ciudadanía. Por eso cuando decimos que el programa se traduce en un reto nacional es porque el problema tiene superiores dimensiones y su combate requiere un esfuerzo globalizado, amparado en el propio sistema educativo, en los medios de comunicación, en las religiones y en la familia.
Debemos descartar esa herencia nefasta del raquitismo intelectual, especialmente abonada por el medio comunicacional de la televisión, que no solo reduce el lenguaje sino que lo contamina, y en paralelo crea figuras, referencias (ahora lo llaman anclas) y personajes poseídos de superficialidad, ignorancia y ansias de dinero. Todo para incentivar un mayor consumismo.
Superar el reto supone alcanzar la cohesión social, es decir la integración humana alrededor de una propuesta de vida nueva, signada por valores superiores como la integración alrededor de un nuevo ideal de país nacional, plan consensuado y consentido, lo que a su vez implica la armonía (funcionamiento armónico de la sociedad). Esto requiere la enseñanza como lo estamos haciendo, hoy aquí en fase experimental y deseando sea en todo el territorio venezolano, con la cual se busca erradicar el analfabetismo democrático con sus crudas realidades de la desunión, desconfianza y desinterés para intervenir en grupos, proyectos y programas.
Queridos amigos. Hoy son ustedes los primeros graduandos de una iniciativa cargada de nobleza y buenos propósitos. El país del futuro es una siembra colectiva. No tengan miedo de permitir que afloren sus talentos y destrezas en cada comunidad a la que pertenecen. Sus padres, hermanos, hijos, nietos, vecinos y amigos lo agradecerán. Olviden el protagonismo y la fama que otros buscaron. Ya saben que el fracaso del pasado lo sufrimos hoy en nuestro presente.
Muchas gracias.